Relato Viaje India (y III): Agra, Varanasi y Delhi

Si quieres leer el principio del viaje lo puedes hacer en Delhi y Rajastán

DÍA 12: FATEHPUR SIKRI


Nuestro último alto en el camino a Agra fue FATEHPUR SIKRI: una ciudad fantasma, capital mogol durante 14 años.

Para llegar, Dill nos dejó en el parking y por 5 rs subimos a un minibús que te acerca al recinto.

El complejo es un palacio imperial que forma varias terrazas, una visita que merece la pena. Los palacios y edificios en piedra rojiza profusamente decorados, en algunos casos parece madera, contrastan con el verde de los jardines y el agua del estanque.



Justo al lado y con entrada gratuita se erige JAMI MASJID, una majestuosa mezquita que encierra la tumba del profeta Sheikh Salim Chishti en cuyo honor se construyó la ciudad real. En esta tumba,  los visitantes que buscan un milagro, normalmente mujeres sin hijos, atan un cordel en las celosías, esperando que sus deseos se cumplan.







Las puertas son enormes: Buland Darwaza se levanta 54 metros.

Aquí los niños son realmente insistentes. Te siguen allí donde vas y te piden el ticket de la entrada a Fatehpur, misterio que aun no hemos conseguido resolver y del que Dill, incómodo ante nuestra pregunta, no quiso responder. Nosotros los ignoramos temiendo que pudiera ser algún tipo de estafa al turista o en el peor de los casos, alguna forma de explotación infantil. Escondedlos para que no os los vean, pues en caso contrario, os perseguirán hasta la saciedad.

Volvimos al minibús y reanudamos el camino a Agra.

El alojamiento elegido es el M HOUSE, su simpático gerente nos enseñó unas bonitas habitaciones en el piso de arriba. Pasamos gran parte de la tarde descansando en el restaurante del hotel enseñándole algunas palabras en español a Dill.

La cena, fue amenizada por un estridente cantante y nuestro chófer se animó también, cogiendo el micro y dedicándonos piezas de música india.

Al día siguiente tocaba visitar el Taj Mahal y había que madrugar para llegar a ver a tiempo el amanecer, así que nos retiramos a descansar. Aunque la noche iba a ser muy larga…..


DÍA 13:EL GRAN TAJ MAHAL Y AGRA


… y es que según pudimos saber más tarde, por esas fechas había un “festival”, equivalente al Ramadán más o menos, que dura 9 días y que también se rige por la luna.

Por la noche se montó la gran fiesta, con música, cánticos, petardos… hasta las 4 de la mañana. Bailaban, cantaban y se echaban espuma. Y nosotros con los ojos como platos y pensando en que nos teníamos que levantar a las 5 de la mañana para el amanecer.

Y así nos levantamos, cansados, derrotados y cabreados también. Además, no funcionaba el agua caliente en la ducha y salimos a la calle sin dormir y sin duchar.

Pero pronto nos olvidamos de todo…

Sacamos las entradas y con ellas nos dieron una botella de agua y unos patucos para ponernos sobre los zapatos antes de entrar al Taj, eran 750 rs por persona. Hicimos una cola larga y después de un exhaustivo control de seguridad, en la que vimos que a algunas personas les hacían dejar la guía de la India, llegamos a la entrada.

Y ahí estaba…


… el maravilloso Taj Mahal, tal y como te lo esperas, como lo hemos visto miles de veces, pero esta vez estaba allí mismo, lo puedes tocar y mirar desde sus simétricos cuatro lados. La “pietra dura”, los relieves y las celosías nos envolvieron.




A ratos no me creía estar ahí.

Terminada la visita, caminamos hasta el hotel para desayunar, ya que está a un paseo y descansamos hasta las 11 para continuar el turismo en Agra.

Dill nos acercó hasta la entrada del Fuerte Rojo, otra imponente fortificación que encierra un delicado palacio. Presentando la entrada del Taj te puedes ahorrar los impuestos, y por entrar la videocámara te cobran 25 rs más.



Los salones, terrazas y diferentes recintos son una maravilla, sobre todo el Musamman Burj, torre con vistas al Taj donde Shah Jahan fue encerrado por su hijo y donde pasó los últimos años de su vida, con una vista privilegiada a la obra de sus sueños.


Después fuimos a comer a la cafetería del Sheela donde por un precio económico se come bien y se remata la faena con unos lassi en mi caso esta vez, de mango.

Tomamos un autoricksaw para llegar al M House donde Dill nos esperaba para el turismo vespertino.

A las afueras, a unos 8 km, se encuentra SIKANDRA, donde está el mausoleo de Akbar cuyo extenso jardín es hogar de una especie de ciervos con unos cuernos espirales muy raros.





El edificio, como siempre, es una visión muy bonita, esta vez más por fuera que la tumba en sí.


Terminada esta visita nos desplazamos hasta la tumba de Himad-ud-Daula o Baby Taj, como también es conocido. Otra bella combinación de mármol blanco y mosaicos de colores, alminares coronados por chatris, celosías, “pietra dura”… pero lo que hizo especial esta visita son los monos que habitan su jardín y que jugaban alegremente entre arbustos y árboles.

"Pietra Dura"




Poco antes de las 18 horas cruzamos el río Yamuna para ver caer el sol sobre el Taj Mahal.

Se puede entrar en un recinto que queda justo frente al maravilloso edificio y pagar 50 rs o caminar unos minutos y verlo gratis. Opción que recomendamos pues la puesta de sol no puede ser más bonita.

El color del mármol blanco iluminado por el sol del atardecer es una imagen inolvidable.


Nuestro tren a Varanasi salía a las 23 horas, así que pasamos el resto de la tarde en la terraza del hotel Maya donde aprovechamos para cenar, justo frente al M House.

Dill nos llevó hasta la estación y nos dejó en nuestras literas, solo le faltó darnos un beso en la frente de buenas noches, y se despidió de nosotros, dejándonos con el deseo de poder volver a verle algún día.

Aquí llega nuestro tren...

Así comenzó nuestro viaje en tren. En cuatro literas enfrentadas con una cortina que nos separaba de las literas del pasillo.

Debía de viajar algún pez gordo, pues en mitad de la aglomeración que se prudojo al entrar había mucha policía, con la que nos apretujábamos  y casi casi nos metían por la boca el cañón de su metralleta al intentar “mezclarse” entre el pasaje.

La noche prometía, ¿no?


DÍA 14:VARANASI


Nos despertamos a las 7:30 más o menos, congelados es decir poco. Sobre todo los de las literas de arriba. Durante la noche, nos despertábamos y nos volvíamos a dormir. Yo como casi siempre, no me enteré de nada. Ni siquiera, según supe más tarde cuando me lo contaron, cuando entro un señor, nos encendió la luz y se marchó tal y como había venido.

Habíamos atado las mochilas con candados para nuestra tranquilidad.

Nuestro tren llegó puntual a la estación de Varanasi a las 12 del mediodía, y nos adentramos en el agobio de los “hellomyfriends”, conductores de ricksaw y demás personajes del lugar.

Tras la pesada negociación, metimos nuestras mochilas en un autoricksaw que nos llevó hasta LALITA GHAT. El ricksaw nos dejó a unos diez minutos del PUJA GUEST HOUSE y tuvimos que caminar cargados con nuestras mochilas por estrechas callejuelas.

La visión de la guest house no pudo ser más decepcionante. Habitaciones húmedas y sucias. Vimos varias y la cosa no mejoraba. Los baños aun eran peor. Eso sí, la vista de la azotea puede que sea la mejor de Varanasi.

Así que salimos de allí y pusimos rumbo hasta ASSI GHAT que es el más meridional de la ciudad. Allí visitamos un par de hoteles, uno mejor que otro, pero ambos con olor a humedad, así que nos alojamos en el que sería el hotel más caro del viaje (pero al cambio no es para tanto): el Ganges View, hotel colonial con mucho encanto.

Como ya se nos había hecho tarde, nos compramos unas patatas fritas y salimos a explorar la ciudad y sus ghats. Cogimos dos cicloricksaw hasta la plaza donde no dejaban pasar a partir de ahí con los vehículos.

Había un concurrido mercadillo hasta la orilla del Ganges y compramos un collar que mi gran amiga Chuache, enamorada de la India, me había encargado hecho con semillas del Nepal, que luego pudimos ver en varios tenderetes y vendedores ambulantes.


Camino a los ghats

Así llegamos hasta DASASHVEMEDHA GHAT, el más céntrico y sagrado de todos. Hay pocas escaleras pues el monzón ha subido el nivel del río… y del barro.

Hablamos con un chico en la orilla y contratamos una barca para ver atardecer desde el río. Vimos a la gente purificándose y haciendo ofrendas al Ganges. Llegamos hasta los dos crematorios, el de gas y el MANIKARNIKA que amontona leña a la espera de ser quemada junto a los cuerpos. Cuando te acercan es mejor no hacer fotos.



Este crematorio funciona las 24 horas del día. Vimos como arrojaban cestos enteros de cenizas y al lado la gente se bañaba, algunos se sumergían en busca de las joyas con las que se quema a los fallecidos.

Nuestro remero se enjuagó la boca con un poco de agua. Incomprensible y sorprendente para nosotros. Cuando le pregunté, se encogió de hombros y me dijo que estaba vivo gracias al Ganges.



De nuevo en tierra, después de un paseo en barca por los ghats, y ante la imposibilidad de ir de ghat en ghat debido al alto nivel del río, callejeamos y subimos a cenar a la terraza del Dolphin, un Guest house que no tiene mala pinta, lástima no haberlo visto antes. Con las cervezas que tomamos antes de cenar, salimos por 1000 rs los cuatro.

Mientras cenábamos, oímos que en el MAN MADIR GHAT había empezado la ceremonia del AARTI, ofrenda al río Ganges al que después de cenar nos acercaríamos. La gente lo vive intensamente y nos metimos discretamente, casi de puntillas, en su ritual.


Ahí estábamos nosotros, en un momento tan sagrado y místico, rodeados de una multitud implicadísima.

Y tanta gente había que casi no salimos de la calle, y cuando llegamos a la plaza para coger transporte hasta nuestro ghat había un atasco y un acoso tal por parte de los conductores, que decidimos caminar un rato por la avenida hasta coger un ricksaw más tranquilos, más barato y sin regateo. El camino se nos hizo muy largo y mosqueados hicimos parar al pobre hombre varias veces porque pensábamos que se había perdido, pero no… llegamos sin mayores problemas.

Bajamos hasta el ghat para hablar con alguien que nos pudiera llevar en barca por la mañana para ver amanecer y enseguida unos jóvenes se presentaron ante nosotros para ofrecernos sus servicios.

Había sido un día intenso en una de las ciudades más especiales y sagradas del mundo.


DÍA 15:VARANASI



Aun no había salido el sol cuando bajamos al río para buscar a los chicos con los que habíamos quedado.

Atravesando barro y otras cosas (ver India: primeras impresiones) subimos a la barquita, utilizando grandes piedras para no hundirnos en el “barro”. Pronto pusimos rumbo hacia los ghats más importantes de Varanasi.

La luz era simplemente alucinante y todo lo que nos rodeaba también, los baños rituales, oraciones, ofrendas… todo era mágico y sobre todo muy chocante a nuestros ojos occidentales. Niños, mayores, ancianos, hombres santos… todos se sumergían en el Ganges con devoción. Luego se cambiaban la ropa mojada y seguían con su vida.




Terminado el paseo fluvial, desayunamos en un precioso comedor del Ganges View: té, tostadas, frutas y zumo.

Y ya nos dispusimos a salir de paseo por Varanasi. Antes paramos a preguntar por un taxi para que nos llevara al día siguiente hasta el aeropuerto y no había forma de que bajara de las 1.100 rs así que no tomamos ninguna decisión todavía.

Fuimos en autoricksaw hasta la plaza y callejeamos por estrechísimas callejuelas repletas de gente, vacas, perros…, nos retiramos a un lado pues pasaron dos grupos gritando y corriendo, que llevaban a hombros dos fallecidos, tapados con telas. Y así seguimos, alucinados a cada paso, hasta que nos cogió un “hellomyfriend” y nos llevó hasta un hospicio, lugar donde la gente va a esperar la muerte. El ambiente era tétrico. Varios ancianos y un hombre barbudo con la cara pintada y una calavera como compañera, eran sus habitantes.


Un chico que estaba por allí, nos explica algo sobre el MANIKARNIKA, del que había buenas vistas desde allí, sobre el hospicio y nos contó que la anciana  que estaba allí, no tenía dinero para leña y que un kilo costaba 150 rupias.

Cuando nos íbamos de allí nos dispusimos a darle algo a la señora y el chico nos agarró del brazo y nos dijo que si no habíamos entendido que el kilo eran 150 rupias, se nos pone un poco chulito y nos fuimos dándole a la señora lo que nosotros creíamos conveniente, ya que entendemos que una donación no es una obligación.

El “hellomyfriend” que nos había llevado hasta allí nos ofreció visitar su tienda, pero desistimos y la verdad es que el chaval no insistió más.

Un poco más adelante pregunté en una tienda de sharis si vendía colchas y me dijo que sabía dónde podría mirar. De nuevo nos perdimos por el laberinto de calles que conforman Varanasi detrás de él, hasta llegar a una casa, nos descalzamos, nos metimos en una de las salas con cientos de telas de colores y comenzamos la negociación.

Ante nuestros ojos se desplegó una interminable colección de bellísimas colchas, de seda, de algodón… Los colores son increíblemente brillantes y luminosos, la verdad es una maravilla para los ojos poder ver una gama de colores así. Después de la durísima negociación nos marchamos con una colcha debajo del brazo. Por si os interesa, la empaquetan de forma muy compacta, atada con unos cordeles y es sencillo de transportar aunque vayas con mochila como nosotros.

Deambulamos un poco más por la zona, repleta de grandes grupos de policía y nos marchamos al Assi Ghat a comer algo y descansar un poco, que el agotamiento ya se dejaba notar en el cuerpo.


 












 

 

En una esquina, cerca del hotel, había un local ayurvédico que además preparaban comida. Subimos hasta la tercera planta donde estaba su comedor y nos pedimos unas pizzas y algo de arroz, todo estrictamente vegetariano. Para rematar, los ya habituales en nuestra dieta lassis, esta vez el de rosas nos dejó con muy buen sabor de boca. También nos hicieron un tremendo pastel de chocolate caliente que se quedó todo el mundo mirando con envidia.

En el hotel nos retiramos a descansar y cada uno decidió como pasar la tarde, algunos prefirieron pasarla descansando, otros queríamos seguir la inmersión en esta ciudad tan fascinante y pensamos ir al Aarti del Dasashvemedha Ghat al anochecer.

Antes de retirarnos preguntamos en recepción por cuanto nos saldría un taxi hasta el aeropuerto y nos dijeron que por 800 rs, así que lo reservamos allí mismo en la recepción y no nos complicamos más. Asimismo, aprovechamos y reservamos para cenar en el hotel ya que su buffet vegetariano es famoso.

Así que nos despedimos y quedamos en vernos a la hora de la cena.

A las 17 horas, salimos del hotel, cogimos un ciclo hasta la plaza y como siempre caminamos hasta el Dasashvemedha Ghat donde nos encontramos con el barquero de la tarde anterior. Nos saludamos, le pregunté que tal y bromeando me dice que sigue vivo gracias al Ganges, por el comentario del día anterior.

Reservamos para ver la ceremonia desde una barca a la orilla del río y nos lía un poco diciéndonos que como somos amigos que nos cobrará la mitad, aunque luego realmente pasó un señor por las barcas cobrándonos a todos los mismo, si mal no recuerdo 50 rs por persona.

En la barca estábamos todo tipo de gente, turistas indonesios, europeos e indios que hacía ofrendas echando velitas flotantes al agua.


La cuestión es que vimos el ritual desde un lugar privilegiado, ayer ya habíamos estado mezclados con la gente, pero no veíamos muy bien a los monjes, hoy teníamos la mejor vista.

Mientras esperábamos, nos entreteníamos viendo a la gente, sus costumbres, sus vestidos, los perros comiendo “algo” en el barro de la orilla, mientras se hundía hasta la panza… Fue mejor que cualquier documental, mirábamos asombrados todo lo que estaba sucediendo a nuestro alrededor.

Todo el barro dejado por el río, el día anterior no estaba.

El sol se fue poniendo y la ceremonia comenzó. Fue precioso y sobre todo muy interesante. Con cánticos y percusión de fondo, cinco monjes en sus respectivos cinco altares hacían ofrendas al río con incienso, velas, flores, etc. La gente tocaba  palmas y respondían a los monjes, y nosotros asistíamos a ese ritual como espectadores extraños.




Se extendió aproximadamente una hora y de nuevo nos introdujimos en la marea humana que volvía a sus casas.

Igual que el día anterior, pasamos de largo la plaza y un poco más adelante cogimos un cicloricksaw más tranquilos.

Un inciso en el relato. Para pagar los transportes, llevad billetes pequeños. Por la tarde quisimos pagar un viaje de 20 rs con un billete de 50. El conductor nos dijo que no llevaba nada de cambio y se sacaba las cosas de los bolsillos para que viéramos que no tenía dinero. La gente nos miraba y un señor nos dijo que nos acercáramos, saco 5 billetes de 10 y pudimos pagar lo que realmente nos había pedido. La gente local está cansada de la picaresca que utilizan algunos para sacar dinero a los turistas y es de agradecer el detalle del señor. Nosotros siempre les damos algo más, porque en realidad 50 rs es menos de un euro, pero lo que no nos gusta es que se nos exija la propina que dar o te la impongan por el hecho de ser un visitante. Quería cobrarse más del doble de lo que nos había pedido y eso contando con que ya pagamos más por ser extranjeros.

Y así llegamos al hotel a las 20:15 listos para cenar, nuestros amigos ya nos estaban esperando. Nuestras papilas gustativas también estaban preparadas.

Había varias mesas listas para la cena, a la nuestra se unió un sofisticado suizo que estaba viajando por India, había llegado por trabajo y luego se permitió unos días de turismo por el norte del país.

El salón de la casa colonial, exquisitamente decorado, acogía esa noche el buffet vegetariano. La comida, compuesta por ensaladas y platos calientes, estaba bastante rica y, además, no todo picaba a rabiar.

Nuestro compañero se retiró temprano a descansar después de una interesante conversación.

Y al poco nosotros hicimos lo mismo.


DÍA 16:DELHI


Habíamos quedado con el taxi a las 8:30 de la mañana, así que después de desayunar copiosamente de nuevo en el precioso salón colonial, y pagar el hotel nos fuimos al Ghat a esperar. El taxi se retrasó un poco, pero teníamos tiempo suficiente.

El trayecto se alargó más de una hora y atravesábamos pueblos y pequeñas ciudades, sorteando los omnipresentes perros, burros, vacas, camellos y gentes…

En el aeropuerto escuchamos a una española quejándose de su chófer y de lo mal que estaban llevando el viaje en general, ahí nos dimos cuenta de la suerte que habíamos tenido por contratar con Mahendra. Es una pena que la gente se vaya con mal gusto de este país por no haberse informado correctamente. De ahí la ilusión con la que escribo estos relatos, con la esperanza de que los futuros viajeros puedan disfrutar como nosotros lo hemos hecho, evitar nuestras equivocaciones, que tampoco han sido tantas y que además son experiencias añadidas y recordar siempre los viajes con la misma alegría con la que nosotros lo hacemos.

El vuelo duró casi hora y media y salimos a la puerta del aeropuerto preguntándonos quién nos habría venido a recoger, pues a última hora, en la estación de Varanasi, llamamos a Mahendra para que nos gestionara un transporte. Por 30€ acordamos que nos vendría a buscar, nos llevaría al  Godwin Deluxe, al día siguiente estaría todo el día con nosotros y nos dejaría en el aeropuerto para nuestro regreso a España. Dividido entre 4 personas sale muy bien y como ya hemos dicho el coche es muy grande y cabíamos los 4 con nuestras mochilas y nuestros recuerdos.

Pues bien, salimos al calor de la calle y allí estaba nuestro héroe, Dill con su eterna sonrisa y su buen humor se fundió en un abrazo con nosotros. Que alegría nos dimos todos, la verdad es un buen chico, lo recordamos con mucho cariño y le estamos muy agradecidos por cómo nos facilitó nuestra estancia en su país.

Parecíamos niños contándole a nuestro padre nuestras aventuras en Varanasi, no parábamos de hablar, y eso que sólo dos hablamos algo de inglés, pero estábamos tan emocionados que el coche era un gallinero.

Nos dejó en el hotel y nos despedimos de él hasta la mañana siguiente.

Nos aseamos en las habitaciones, tomamos unas Kingfisher por los alrededores y paramos un autorickshaw para que nos lleve hasta el AKSHARDHAM TEMPLE, a las afueras de Delhi.

Tráfico y contaminación en Delhi


Se trata de un centro de la cultura hindú, de reciente creación, pero extraordinariamente bello. El acceso es gratuito, pero las medidas de seguridad son extremas. No te permiten entrar con móviles ni cámaras. Para el acceso separan a hombres y mujeres y te hacen un registro. Se nos olvidó dejar unas pilas en la consigna y las tuvimos que tirar.

En la fila, como ya venía siendo habitual a lo largo del viaje, varias mujeres mayores se fijaron en mi tatuaje de henna y hablaban con una joven que las acompañaba para que me dijera en inglés que era muy bonito y que estaba muy bien hecho. Que orgullosa me sentí. Les dí las gracias en hindi y me agradecieron el detalle.

Ya en el interior del recinto, paseamos por jardines, pórticos, fuentes… pero sin duda el punto central, el más espectacular es el monumento Akshardham. Nos descalzamos para acceder y constatamos que éramos los únicos extranjeros entre la gran cantidad de visitantes que hay.

El edificio es inmenso y tallado de forma excepcional. No se empleó ningún metal en su construcción.

Poco antes de las 19 horas, salimos por un lateral para ir a ver el espectáculo de YAGNAPURUSH KUND y la fuente musical, que amenizamos con unas palomitas y coca-colas. La entrada al espectáculo de la fuente eran 30 rs.

Con una música preciosa, el agua danza y salta al son. Me quedé un rato hipnotizada, disfrutando del espectáculo.

Ya solo nos quedaba salir y acercarnos a la salida a negociar un autoricksaw para volver al hotel.

Apretujados los cuatro atrás, nuestro conductor no hacía más que inclinarse a un lado y otro  y escupir, el tabaco o lo que sea que mascan de color rojo. Y nosotros pasamos el trayecto esquivando los lapos que con la velocidad no sabíamos muy bien hacia donde iban a salir dirigidos.

En Arakashan Road, la calle del hotel, cenamos en un humilde restaurante. Nos sacaron unos thalis que  rellenaban una y otra vez si así lo querías, pero para nosotros fue imposible de comer porque picaban a rabiar.

Salimos un poco “quemados” y volvimos al garito donde habíamos tomado cerveza por la tarde. Estaba repleto, casi todo hombres, y la comida era amenizada por unos estridentes cantantes que a todos parecía encantar, pero resultaban un poco molestos, por el volumen de la música, la verdad.

Sin embargo, pedimos un pollo que estaba tan rico, que terminamos comiendo todos como si fuera nuestra última cena, jugoso y delicioso.

El día siguiente, sería nuestro último día. Ahora que nos empezábamos a adaptar al país, a su comida, a su caos, a su clima… nos teníamos que marchar. Que pena.


DÍA 17: DELHI Y VUELTA A CASA


Llevábamos tal ajetreo durante todo el día que no nos acordábamos hasta bien entrado el día de que era nuestro séptimo aniversario de bodas. Dill nos echó la bronca por ser tan poco detallistas, pero que le vamos a hacer. Así es nuestra cabeza.

Bien temprano por la mañana, dejamos nuestras mochilas en el Godwin Deluxe y salimos con Dill a hacer turismo después de desayunar.

Hoy el día lo pasamos entre risas con nuestro chófer, que a ratos se reía con nosotros (o de nosotros) con tantas ganas que llegué a temer por nuestra seguridad entre el tráfico de Delhi.

Y así, llegamos a la Gran Mezquita: JAMI MASJID.

Primero nos cobraron 200 rs por entrar, a pesar de que protesté porque tenía entendido que era entrada libre. Después nos quisieron tapar a todos con unas capas, a los chicos y a las chicas, a pesar de ir casi todos bastante tapados porque nos conocíamos la historia. Así que empecé a sacar pañuelos y más pañuelos de mi mochila, cual mago y se quedaron sin cobrar por ese plus.

La mezquita es muy grande y los niños nos rodearon para hacerse fotos con nosotros. Dimos una vuelta al recinto y algunos decidimos subir al minarete para ver las vistas, con el enfado de rigor cuando me quisieron cobrar dos veces (ver entrada India: primeras impresiones).



A la salida nos quisieron cobrar por guardarnos los zapatos, esto ya estaba convirtiéndose en algo agotador. He de decir, que en todo el viaje, aquí es donde más momentos de estafa y picaresca hubo, en el resto de lugares, pues si colaba mejor, pero no eran tan exagerados como aquí.

Nos fuimos caminando hasta el Fuerte Rojo.

En el camino, paramos a comprar una botella de agua y de nuevo a pelear por las 5rs de más que nos querían cobrar.

Llegamos a la puerta del Fuerte, al que no entramos porque nos habían dicho que el de Agra era más bonito, pero las fotos desde el exterior merecen la pena.



Regresamos al parking donde habíamos quedado con Dill caminando por el Bazar de CHANDNI CHOWK. ¡¡¡Qué locura!!!



 


Y eso que muchas tiendas estaban todavía cerradas a esa hora. Hay zonas especializadas en joyas, imprenta, con tarjetas e invitaciones preciosas, telas, comidas, libros… cada calle pertenece a un gremio.

De aquí salimos hacia RAJGHAT, que es el lugar donde fue incinerado Gandhi y donde yo tenía especial interés en ir porque estaba leyendo su biografía. Lamentablemente lo encontramos cerrado, no supimos el motivo y el conductor nos dijo que era la primera vez en su vida que lo veía cerrado.

Decepcionados, nuestro chófer nos paró en una esquina donde un vendedor callejero vendía lassis, pedimos cinco, que nos sirvió en vasitos de barro desechables y nos dimos  cuenta de que era uno de los mejores que habíamos probado a lo largo del viaje, con un cuajo delicioso.

Se terminaron las visitas y Dill nos acercó a una tienda estatal advirtiéndonos de que era carísima. Luego nos llevó a un bazar donde compramos los últimos recuerdos y nos acercamos a otro bazar cercano, cubierto al que accedemos después de pasar un control de seguridad y un detector de metales.

Frecuentado por gente joven, está dedicado sobre todo a ropa y electrónica.

Era la hora de tomar nuestra última comida india, para ello elegimos el Kalpana Restaurant en Tolstoy Lane, Janpath, y ya éramos expertos en leer la carta. Comimos pollo, paneer, naam… estaba todo muy rico y cada vez nos habíamos hecho más al picante. Aún así no puedes dejar nunca de advertirlo al pedir: “No spicy, please”. Cuánto habíamos utilizado estas palabras durante el viaje…

Volvimos al Godwin Deluxe donde nos cedieron una habitación para ducharnos antes de salir hacia el aeropuerto.

Y hacía allí nos pusimos en marcha, en el que sería nuestro último trayecto en India, aunque no íbamos a estar exentos de percances.

Nos encontramos en mitad de un atasco con la reserva de la gasolina encendida y con Dill diciendo que no sabía si llegaríamos a la gasolinera o no parando el motor cada dos por tres. Después de unos momentos de tensión, bueno, seguro que fue algo más, conseguimos repostar y proseguir el camino al aeropuerto.

Mahendra nos esperaba poco antes de llegar para despedirse de nosotros y preguntarnos por nuestro viaje. Nos deshicimos en elogios hacia Dill para que le diera más trabajo y nos despedimos de los dos a las puertas de la terminal.

Ya solo nos quedaba embalar las mochilas y gastar las rupias en coca-cola y patatas fritas.

Por fin, en el vuelo celebramos nuestra cena de aniversario, a la luz de las lámparas de los asientos con cubiertos de plástico. Qué le vamos a hacer…

La escala en Doha, fue puntual y sin percances y terminamos nuestro viaje con muchos recuerdos y con las expectativas cumplidas de sobra.





Otro blog con relatos interesantes sobre India: Viajes y Vivencias en Fatehpur Sikri

12 comentarios:

  1. De nuevo otro relato interesantísimo, y las fotos son una gozada.
    Seguid así.

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  2. Unas fotos preciosas!!!! La verdad es que tuvisteis suerte en Varanasi, nosotros cuando estuvimos las escaleras no existían...Me quedé por visitar Sikandra, lo de los ciervos con los cuernos raros es curioso, jejejeje. Un saludito. ;-)

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  3. Gracias por pasarte Mariam, esperamos poder seguir en ello... jejee


    Babyboom, las escaleras se iban descubriendo cada día, porque iba bajando el Ganges, pero eran impracticables por la cantidad de barro que había. Por lo que hemos leído en otros blogs cuando el río está más bajo puedes ir paseando entre ghats, en esta época de retirada del monzón era imposible.

    Un abrazo a las dos

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  4. Muy interesante el relato: Agra con su famoso Taj Mahal y Varanasi, los dos lugares más conocidos de India.
    Y todo con una preciosas fotografías.
    Un saludo ;)

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    1. Muchisimas gracias Helena, me alegro de que te guste.
      Un abrazo

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  5. No he estado en la India y me crea ciertas dudas, he leído tantas opiniones distintas que no se si es un destino que me hace ilusión o no pero creo que ver el Taj Mahal y el espectáculo que se crea entorno a la muerte en Vanarasi tiene que ser muy especial.

    Saludos!

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    1. cuando me piden que recomiende un viaje, India es uno de los que no recomiendo. NO porque a mi no me haya gustado, al contrario, me encantó, me fascinó y volvería, si no porque es un destino complicado, no es un viaje para disfrutar de unas apacibles vacaciones.
      Hay que saber muy bien dónde vas y tener la cabeza muy preparada, y puede que entonces disfrutes del viaje, de la aventura de adentrarte en esta cultura fascinante.
      Espero que algún día vayas, te dejes llevar y te apasione tanto como a mi.
      besos

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  6. Hola Cool! Este verano he estado en India y no había visto estas entradas tuyas, acabo de dscubrirlas por facebook y me he venido corriendo a leerlas. La India es impactante e increible, un país lleno de contrastes que te dejan un poco descolocado. En todo caso me ha encantado la experiencia y me gustaría volver a conocer a fondo el Rajastán, del que solo he ido a Jaipur. En Vanarasi tuvimos mala suerte y el Ganges debido al monzón había sufrido una crecida que hizo de los ghats se quedasen debajo de agua, hacía 45 años que no subía tanto, de hecho las calles aledañas estaban inundadas y por supuesto no había ni un barco navegando, totalmente imposible, así que me he qiedado con la espinita de ver amanecer desee el barco. Me ha encantado tu diario indio y las fotos preciosas. Un saludito!!!!

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    1. Gracias Caliope, la India es un lugar para volver y seguir descubriendo. Besos

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  7. Acabamos de descubrir tu blog!! Esta genial, estamos leyendo las etapas indias pues nos vamos en un mes y nos viene muy bien y luego seguiremos mirando todas tus aventuras!!

    Ah, y os añadimos a blogs amigos!! Saludos!!

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    1. Encantados de poder ayudar y cualquier cosa que necesitéis ya sabéis que podéis consultar bien aquí o por mail.
      Un gran viaje, una gran aventura os espera.
      Un abrazo y feliz año nuevo

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  8. Acabamos de descubir el blog y está genial!! Estamos leyendo las etapas de la India porque nos vamos en un mes y nos viene muy bien y luego seguiremos leyendo tus aventuras!

    Ah, y os añadimos a blogs amigos! Saludos!!

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