Que los lugares misteriosos y tenebrosos nos atraen no es un secreto, así que cuando nos enteramos de que GozARTE realizaba visitas al cementerio de Zaragoza, no lo dudamos ni por un instante y allí nos presentamos.
La cita: al atardecer, en la entrada de la parte más antigua del cementerio de la capital aragonesa.
Allí nos esperaban algunos de los compañeros de viaje de la Expedición Libreta Viajera y el blog amigo Siuler viajes y fotos.
Allí nos esperaban algunos de los compañeros de viaje de la Expedición Libreta Viajera y el blog amigo Siuler viajes y fotos.
Equipados con nuestras cámaras y unos farolillos para iluminar nuestros pasos, nos adentramos en el camposanto y lo vimos de una manera nueva, alejada de lo tenebroso, de lo siniestro. Dejamos a un lado el dolor que nos suele acompañar siempre que visitamos este lugar y se nos abrió como un espacio literario, con muchísimos secretos ocultos y arte funerario con detalles bucólicos que son pequeñas joyas apartadas de la vida cotidiana. Adormideras, buhos, la letra omega.... símbolos siempre presentes pero que pasan desapercibidos a nuestros ojos si alguien más experto no te los muestra.
Y es que, que los cementerios son lugares que intentamos evitar es una realidad. Que cuando nos acercamos a ellos, el dolor suele ser devastador y no nos paramos a observar lo que allí se recoge, lo que se nos quiere mostrar.
Mausoleos y panteones colosales, esculturas de belleza sosegada o de fuerza brutal. Los relatos de Carlos Millán nos contagiaban de emoción y de risa a partes iguales. Así transcurrió nuestra tarde en el cementerio.
Una tumba maravillosa, una jota de José Oto de fondo, cantada a su amor perdido, no hizo falta recurrir a historias de terror para que notara como mi vello se erizaba.
Las historias y las leyendas se iban alternando en esta noche diferente. Crónicas de nuestra ciudad, sucesos, efemérides... nuestros ciudadanos más ilustres y otros no tanto se nos fueron presentando a todos los que allí nos habíamos congregado.
La oscuridad se fue cerniendo sobre nosotros, las farolas, esa noche, no iluminaban nuestro camino así que los pequeños farolillos apenas alumbraban nuestros pasos.
Unos versos de Quevedo y de Manrique o unos retazos del Tenorio pusieron punto final a nuestra visita a los pies de una tumba, mientras los ojos de un ángel silencioso nos observaban vacios, sin vida.
Pero no os dejeis llevar por el temor, no penséis que esta visita os va a dar miedo, que vais a estremeceros a cada paso, no. El estilo distendido de Carlos, aragonés hasta el tuétano, os hará reir y os hará sentir emoción. Poesía, coplas, historia, leyendas. ... todo contado de un modo magistral y divertido, por una persona que según sus propias palabras siente fascinación por el lugar. Y esa fascinación nos la transmitió a todos los que allí nos reunimos esa tarde de otoño, acercando el lugar a todo el mundo. Haciéndonos pasar una tarde genial en el cementerio.
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De cementerios, necrópolis y panteones
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Interesante visita nocturna al cementerio. A mí los cementerios y lo relacionado con los rituales funerarios me atrae mucho; si paso por un pueblo y el cementerio está abierto, allá que voy, me podría pasar allí ratos, en fin, qué cosas. Me apunto la posibilidad de la visita nocturna, tiene muy buena pinta, Una entrada muy interesante. Un saludito :-)
ResponderEliminarA nosotros también nos gusta, son lugares muy tranquilos e invitan al paseo. En concreto a mi me ha descubierto el camposanto de mi ciudad, ya que solo vas en ocasiones tristes y he visto un lugar bellísimo..
EliminarVamos a organizar una quedada fotográfica en breve para verlo aun más sosegadamente.
Nos van a llamar locos ;-)
En Coruña también hacen visitas al cementerio de San Amaro, nosotros hace meses que fuimos a una diurna, pero también las hay nocturnas y dicen por ahí que te llevas algún que otro susto jeje
ResponderEliminarEn realidad en esta visita no se jugaba con los sustos ni con el miedo... era muy literaria e histórica. Yo eché de menos alguna historia de terror que me encantan... pero eso será en la próxima visita.
EliminarBesos
A mí también me gusta visitar los cementerios. Es cierto que dan respeto y un poco de repelús a veces, pero suelen tener encanto. Sin duda los mausoleos y esculturas que hay en su interior son auténticas obras de arte.
ResponderEliminarGracias por compartir esta visita con nosotros :) Un abrazo!!!!
Gracias a tí, por pasarte y comentar!!!
EliminarCompartimos el gusto por estos lugares por lo que veo, en muchos sitios, visitas obligadas.
besos
Visitar un cementerio impone, y por la noche mucho más, espara pensarselo muy bien... vamos que te gastan una brma y te "cagas demiedo"... un saludo ( y soy de esos viajeros que le gustan los cementerios)
ResponderEliminarA mi estos temas me producen sensaciones encontradas, soy muy cagueta pero me encantan. No obstante la orientación que le dan a la visita es tan bonita y tan divertida que me di cuenta de repente que me estaba paseando entre las tumbas y me apoyaba incluso en ellas y estaba tan tranquila.
EliminarGracias por pasarte.
Saludos,
A mi los cementerios me llaman mucho la atención. En Luarca (ciudad que me vio nacer) tenemos uno de los cementerios más bonitos de España, y no por el cementerio en si, que también lo es, sino por las vistas que tiene. Allí si que se debe descansar en paz.
ResponderEliminarBonitas fotos! Un besito.
Si algún día paso por allí tomo nota para que sea visita obligada.
EliminarEl de Zaragoza nunca lo había visto como un lugar bonito, pero es verdad que al zona antigua tiene su belleza.
Besos
Qué bueno! Me encantan los cementerios, en Barcelona vivía delante de uno y era mi lugar de paseo, lo veía como un lugar muy entretenido y con cosas que me llamaban mucho la atención.... he aprendido mucha historia y curiosidades en cementerios. Muy interesante vuestro paseo, un buen desvío para tener en cuenta.
ResponderEliminarGracias Sandra. Lo hemos disfrutado mucho y ahora lo veo de otro modo. A mi me dan un poco de inquietud pero a la vez me fascinan...
EliminarUn abrazo
Hola Cool.
ResponderEliminarTu post me ha hecho retroceder en el tiempo, concretamente a cuando de pequeño iba muchas de las noches del verano con los amigos del pueblo al cementerio y eso sí, haciendo alguna que otra gamberrada/animalada típica de la edad más boba e irresponsable.
Un abrazo.
Pfff yo de pequeña era una cagueta, no me habría atrevido a ir ni de día :-/
Eliminarahora me apasionan.
Besos