La visita al Elephant Transit Home en Sri Lanka nos dejó un
sabor agridulce. Amargo, porque lamentablemente han de existir estos
campamentos mientras la mano del hombre siga haciendo estragos en la naturaleza
y dulce, porque comprobamos la gran labor que aquí se lleva a cabo y fuimos
testigos de que muchos elefantes se han salvado de una muerte segura o de una
vida repleta de penurias.
Llegaba uno de los momentos más complicados mientras
preparábamos nuestro viaje a Sri Lanka. La decisión de visitar un campamento de
elefantes. Esta elección es muy delicada y a la vez muy importante para
nosotros. Tenemos sentimientos encontrados porque, como amantes de los animales
y defensores de la naturaleza, queremos, necesitamos ver elefantes y otras
especias de cerca, pero por otro lado nos negamos en rotundo a ver animales
enjaulados, amaestrados o en condiciones que no son las más adecuadas ni
naturales.
No estábamos dispuestos a contribuir y mantener los lugares
que proliferan en el sudeste asiático que, disfrazados de centros de recogida y
rehabilitación utilizan a los animales para el disfrute del turista y el dinero
fácil que reporta a los responsables. Así que, para no equivocarnos y tomar la
decisión acertada, nos pusimos en contacto con FAADA, la fundación que fomenta
el turismo responsable entre otras muchas cosas y son los que nos dieron a
conocer este lugar.
El Elephant Transit Home, en Udawalawa, es un centro de acogida de
elefantes jóvenes, contamos 34 ejemplares, en donde se les cuida hasta su puesta en libertad. No es un
lugar para turistas, no es un sitio donde subir en elefante y dar paseos
emulando a los grandes exploradores de tiempos pasados, no es un campamento
para tocar e interactuar con los pequeños. Aquí se trabaja para la
rehabilitación de los animales que por una u otra circunstancia se han quedado
solos o malheridos y al turista solo se le permite acceder a las horas en que
se les alimenta y situarse en una plataforma para ver este precioso momento.
Avalado por FAADA, nosotros entrábamos tranquilos a este
lugar. Pagamos las 500 rs que costaba el acceso y fuimos testigos de la
alimentación y momentos de esparcimiento de los pequeños y jóvenes elefantes.
Situados en la plataforma de visualización, vimos emocionados,
como una fila de elefantes se dirigía hacia la zona de alimentos encabezados
por una persona. Se quedaron esperando en la puerta y el pastor les iba dando
paso de tres en tres. El primer elefantito que entró, nos hizo soltar a todos
una exclamación de ternura y de simpatía a la vez, porque encaró el camino a la
carrera dejando atrás a todos sus compañeros llegando el primero a los grandes
biberones repletos de leche que le esperaban.
La mecánica es la siguiente: los
elefantes esperan en un prado, detrás de una valla; les van dando acceso en pequeños grupos, pues solo hay tres voluntarios con los voluminosos biberones;
tras un corto suministro de leche pasan a una zona donde tienen ramas y una
charca donde aprenden a comer y a disfrutar de un baño en compañía del resto de
la manada que se les va uniendo.
Esto se hace cuatro veces al día a las 9, a las 12, a las 15 y a las 18 horas, todos los días y las taquillas las abren media hora antes del momento de la comida.
Esto se hace cuatro veces al día a las 9, a las 12, a las 15 y a las 18 horas, todos los días y las taquillas las abren media hora antes del momento de la comida.
Puede parecer una tontería, pero nos sentimos más felices
así, viéndolos en su día a día, recuperándose, aprendiendo a ser elefantes, que
subidos sobre ellos. Pensad en las vidas de estos animales esclavizados y
tratados como herramientas, explotados y por supuesto, no os llevéis al engaño,
maltratados.
Ningún centro de rehabilitación serio permite que los
turistas den paseos sobre los elefantes, así que, si no se quiere contribuir a
la continuidad de estas actividades lo mejor es no acudir a estos campamentos,
ni dejarse engañar con falsa publicidad. Y ante la duda FAADA asesora y ayuda
en la elección.
Con pena, porque también vimos casos tristes allí, pero
ilusionados porque aun hay esperanza para ellos nos marchamos y dejamos allí a los pequeños elefantes que
pronto disfrutarán de una preciada libertad.
Precioso post, a pesar de la tristeza que provoca esta situación...
ResponderEliminarun abrazo guapa!
Como decía.. una sensación agridulce. Yo me fui triste de allí pero con esperanza.
EliminarBesos
¡Qué bonita entrada!
ResponderEliminarDebió ser un momento precioso el ver a esos peques.
Tienes razón a veces las ganas de interactuar con ellos nos pueden, pero no es lo mejor para ellos.
Ojalá se acaben esos malos tratos para nuestro disfrute.
Un abrazo!
Hola Iciar,
Eliminares muy dificil que se terminen. Mientras alguien pague por subirse a un elefante, por hacerse una foto con un encantador de serpientes, por entrar a un circo o un zoo los animales seguirán sufriendo y seguirán pagando nuestros errores. Y lo peor es que los que potencian estas actividades es gente a la que le gustan los animales, ya no hablamos de otro tipo de actividades más devastadoras.
Besos
Nosoros en Tailandia hemos estado en el Nature Elephant Park, con la misma filosofía y la verdad que se pasa muy bien. Me apunto ese para cuando vaya por allí. Monísimos los elefantitos :-)
ResponderEliminarMi hermana estuvo en ese campamento en Tailandia y salió llorando por lo que allí vio, pero hacen una grandísima labor concienciando y rescatando.
EliminarEste es otro tipo de campamento, con otro fin, pero maravilloso también.
Un besico
:') que lindos los elefantes bebes, espero que pronto puedan ser libres... tienes razon es una dificil decision a la hora de escoger un lugar asi para visitar. Por suerte FAADA ayuda con la eleccion... hay que apoyar a quien lo merece!
ResponderEliminarGracias a ti por apoyarnos y comentar.
EliminarUn abrazo fuerte
Pues me parece muy acertada vuestra decisión y un lugar así, aunque es verdad que ojalá no tuvieran que existir, es siempre un motivo de satisfacción, por la sensibilidad que supone con los animales. No es lo habitual. Una visita encantadora, eso de los elefantes bebés tomando su biberón resulta de lo más enternecedor. Un besote.
ResponderEliminarGracias chicos. Yo me fui bastante emocionada de allí y con lágrimas asomando. Pero los peques están genial allí, es que yo soy muy sensible :'(
EliminarQue maravilla y que buena elección!
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Carmen O
EliminarUn abrazo,
Yo también me habría emocionado en un lugar así! Buena elección la vuestra ;-)
ResponderEliminarMe alegro de saber que eres una pesona sensible... aunque algo me imaginaba ya ;-)
Eliminarbesos
Que bonita entrada, muy tierna y entrañable pese a la dureza de la vida de estos animales.
ResponderEliminarGracias María, de momento estos están a salvo y recuperándose... pero hay mucho trabajo.
EliminarAunque haya casos tristes hay que pensar en el bien que les hacen este tipo de centros. Muy bonita la entrada...
ResponderEliminarUn saludo ;)
Sí, Helena, son lugares muy importantes para la conservación y por eso buscamos este en concreto y no otro para visitar.
Eliminarbesos
Fui hace varios días y mi sabor agridulce fue al comprobar como el cuidador, les da con un palo para que dejen de beber. Entiendo que son bebés y como tales, traviesos, pero creo que hay otras maneras. Pese a ello, me parece bonita la labor que realizan, pero deberían controlarlos de otra manera...
ResponderEliminarVaya, ¿y les daba fuerte? que lástima.
EliminarNosotros no observamos ese comportamiento, pero está bien que lo cuentes para que algunas organizaciones como FAADA estén atentos a ver si continuan con la buena labor o no.
Gracias por comentar.
Un saludo,
Maravilloso, gracias por la información. Yo voy en enero y me preocupa mucho el bienestar del animal. Intenté elegir todo apropiado, Udalawawe está en nuestros planes.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Me alegra un montón que cada vez seamos más los viajeros que nos preocupamos por el bienestar animal y lo ponemos por delante de nuestro disfrute. Espero que os guste y que el centro siga llevando políticas éticas con los elefantes.
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