DIARIO DE VIAJE A SRI LANKA
DÍA 7: En tren a las Tierras Altas
Antes de coger el tren aún teníamos tiempo para una última
visita en la ciudad de Kandy, así que salimos del hotel, rodeamos el lago y
llegamos hasta el monasterio budista Malwathu Maha Viharaya.
Entramos por detrás y pudimos ver las túnicas color azafrán
tendidas, así supimos que estábamos en el buen camino, señal de la vida cotidiana de sus habitantes. Vimos algunos monjes
sentados, otros en sus habitaciones, sin estrés, todo era calmado y lento allí.
Hay un pequeño museo donde un amable señor nos explicó todo
y nosotros le entendimos lo que buenamente pudimos.
Al salir dejamos una donación y volvimos por el lado sur del lago hasta el hotel, adonde Sangeeth nos había enviado dos tuk-tuk que nos llevarían hasta la estación.
Al salir dejamos una donación y volvimos por el lado sur del lago hasta el hotel, adonde Sangeeth nos había enviado dos tuk-tuk que nos llevarían hasta la estación.
Habíamos reservado los billetes previamente a través de la
página visitsrilankatours.co.uk para asegurarnos los asientos, así que al
llegar solo tuvimos que mostrar los números de reserva y nos dieron los billetes
de aquel día y los de dos días después, cuando viajaríamos de Nanu Oya a
Badulla. Se recomienda llevar estos billetes comprados con antelación (puede ser el día anterior) para poder viajar en el tren que nos interesa.
Cuando el tren llegó vivimos algún momento de confusión. Pensábamos
que iríamos en el Observatory Saloon (el último vagón) y nos dirigimos hacia allí, pero nos
dijeron que no era ahí, así que nos fuimos corriendo hasta el principio del
tren, lanzamos las mochilas y nos metimos en el primer vagón. El tren se puso en
marcha inmediatamente y, sin aliento, mostramos nuestros billetes a los
asistentes que por fin nos confirmaron que era el nuestro, con A/C, y según la
agencia, la mejor clase.
A mitad de viaje más o menos, el paisaje empieza a transformarse, se convierte en exuberante, así que abrimos las ventanas para ver mejor e incluso pudimos sentarnos en la puerta de nuestro vagón, compartiendo sitio con otros
viajeros que asombrados todos nos asomábamos a la maravilla que Sri Lanka nos ofrecía.
De este viaje, se dice que es uno de los más bellos
trayectos en tren del mundo y debe de serlo, por el ritmo sosegado, el
relajante traqueteo y por los paisajes, campos y montañas por los que discurre.
Tras cinco horas, que en realidad se pasaron volando,
llegamos a Nanu Oya (a 9 km de Nuwara Eliya) y buscamos un taxi que nos llevara hasta Nuwara Eliya. Pronto
localizamos a Eddy que por 600 nos llevaría en su furgoneta a los cuatro en
media hora de trayecto.
Era casi de noche cuando llegamos al Richdmon Hotel, lleno de
huéspedes locales que disfrutaban de un fin de semana festivo.
En esta zona hace bastante frío por lo que dormimos con un
nórdico.
DÍA 8: Horton Plains y Nuwara Eliya
Este día comenzó muy temprano así que en el hotel nos dieron una
caja para desayunar. Nuestro conductor, Nimal, reservado a través de los contactos de
Sangeeth (nuestro conseguidor personal), ya estaba esperando en la puerta para
comenzar el viaje hacia las Horton Plains.
El plan era hacer un recorrido circular de unos 9 km. por el Parque Nacional que pasaría por el Barranco del Fin del Mundo.
La entrada sale por unos 15€ y en este precio está incluido
el vehículo, el conductor y las tasas.
La caminata nos llevó unas tres horas a paso tranquilo y con paradas para disfrutar del paisaje.
A la vuelta nos desviamos para ver las Cascadas Baker para después poner camino de regreso al parking donde nos esperaba el conductor para llevarnos a la fábrica de té más famosa de la zona: Mackwoods.
Esta visita es gratuita y el lugar estaba abarrotado por ser festividad local, aun así, Nimal nos localizó rápidamente a una guía que nos haría una rápida visita. Aprovechamos para comprar té y para probarlo en la cafetería junto con una buena porción de tarta de chocolate.
Nos despedimos del chófer pues habíamos terminado por hoy, no sin antes quedar para el día siguiente para hacer alguna visita más antes de coger el tren.
Para comer nos decidimos por el restaurante de Victoria Park, que se demoró mucho en traer la comida y es que el cocinero se había entretenido por intentar hacerla menos picante de lo que ellos están acostumbrado. El resultado fue muy bueno y nos convenció.
Para el postre nos fuimos a una de las backery que abundan en la zona. Igual que en Kandy, se mantiene esta tradición importada de los colonos británicos, con la ventaja de que aquí son más económicos.
El pueblo es verde y fresco, así que el paseo es agradable.
Algunos edificios como las oficinas de correos o los hoteles coloniales parecen fuera de lugar cuando bajas la mirada y te das cuenta de que no estás en la Inglaterra del s. XIX y de que por sus aceras caóticas siguen paseando cingaleses con sus ropas tradicionales y sus costumbres o veloces tuk tuk sorteando los obstáculos, todo muy alejado de Inglaterra, en el espacio y en el tiempo.
Algunos edificios como las oficinas de correos o los hoteles coloniales parecen fuera de lugar cuando bajas la mirada y te das cuenta de que no estás en la Inglaterra del s. XIX y de que por sus aceras caóticas siguen paseando cingaleses con sus ropas tradicionales y sus costumbres o veloces tuk tuk sorteando los obstáculos, todo muy alejado de Inglaterra, en el espacio y en el tiempo.
Merece la pena acercarse a contemplar, aunque solo sea desde fuera, el Grand Hotel con unos jardines de cuento.
DÍA 9: De Nuwara Eliya a Ella
Nimal nos recogió de nuevo puntual para ir a visitar la
fábrica de té Pedro Tea State. Aquí me volví a aprovisionar de té, aun a mejor
precio que el de ayer y aprovechamos para tomar una reconfortante taza con
vistas a los campos de cultivo.
En esta fábrica hay algunas recolectoras que explicaban (o más bien nos mostraban ya que no hablaban inglés) cómo es el
proceso de recogida manual del té de Ceilán y amablemente, posaron para las
fotografías.
Pedimos a nuestro conductor que nos llevara a ver la recolección de té que llevan a cabo manualmente las tea pluckers en los campos de estas Tierras Altas y cuando le pareció ver algo a lo lejos, nos dejó en la carretera y caminando un poco, nos encontramos con un enorme grupo que había parado a descansar, nos saludaban alegremente y nos ofrecían de su almuerzo.
Poco a poco, se fueron reuniendo todas en un claro, llegamos a contar hasta 50 recolectoras. Un encargado las iba nombrando y una señora que parecía la responsable del grupo les repartía un papel. Luego vaciaron sus cestos sobre unas lonas y se iban retirando las hojas no idóneas.
Habíamos satisfecho nuestra curiosidad con creces así que
bajamos al pueblo a dar una vuelta por el mercado.
Para los amantes de las especias, Sri Lanka es una especie de paraíso. Es imposible no salir cargado con cardamomo, nuez moscada, canela o vainilla de Ceilán o llevarse mezclas deliciosas como curry o té massala.
Para los amantes de las especias, Sri Lanka es una especie de paraíso. Es imposible no salir cargado con cardamomo, nuez moscada, canela o vainilla de Ceilán o llevarse mezclas deliciosas como curry o té massala.
De nuevo en el hotel Nimal nos recogió para llevarnos a Nanu Oya donde teníamos que coger el tren hasta Ella, que apenas con media hora de retraso hacía su entrada en la estación.
Una vez más contemplamos un paisaje que nos dejó absortos, pero esta vez, parte del trayecto transcurriría a oscuras, pues la noche nos alcanzó a mitad del viaje.
Cuando estábamos entrando en la estación de Ella, el responsable del Sky Green, el hotel que habíamos reservado hacía un par de días, nos llamó para preguntar si todo iba bien, un detalle que solo fue uno más de los muchos que tuvieron durante nuestra estancia.
Negociamos un tuk tuk que nos subiera la colina donde estaba
nuestro alojamiento y cuando llegamos nos recibieron con un delicioso zumo de
frutas. La cena en el Sky Green consistió en enormes platos de noodles y arroz,
que devoramos con gusto.
Aprovechamos para reservar una noche más aquí, cambiando un
poco la ruta inicial que llevábamos planificada.
Etapas anteriores:
Etapa 1: Anuradhapura y Mihintale
Etapa 2: Sigiriya, Polonnaruwa y Mineriya
Etapa 3: Dambulla y Kandy
Etapa 5: Ella y alrededores
Etapa 6: Mirissa y Galle
Hoteles y alojamientos en Sri Lanka
Etapas anteriores:
Etapa 1: Anuradhapura y Mihintale
Etapa 2: Sigiriya, Polonnaruwa y Mineriya
Etapa 3: Dambulla y Kandy
Etapa 5: Ella y alrededores
Etapa 6: Mirissa y Galle
Hoteles y alojamientos en Sri Lanka
Que paisajes mas bonitos! sin duda parece una zona muy bonita e interesante para visitar.
ResponderEliminarLo del picante...ais es que es lo que me tira para atrás en algunos países xD tendré que apuntarme las alternativas jejee
un abrazo
Ya sabes que las fotos no son nuestro fuerte, los paisajes aun son más bonitos ;)
EliminarAquí en Sri Lanka hay mucha tradición de comida china y con eso fuimos pasando, bastante mejor que en la India, la verdad.
Besos
Qué chulos los paisajes!! Hace tiempo que tengo ganas de ir a Sri Lanka! Es muy maja la población allí, no? O es solo casualidad y suerte que tuvistéis??
ResponderEliminarSupongo que un poco de las dos cosas, suerte y que la gente suele ser maja. Algún chofer más adelante nos intentó cobrar un poco más pero en cuanto les decías que no no insistían.
EliminarUna blogger hace poco contó sus malas experiencias en Sri Lanka con la gente y yo no me sentí identificada en absoluto con lo que le pasó. Ahí supongo que sería mala suerte.
Qué maravilla de paisajes! este es uno de los países que tengo en preferente, cada vez leo más sobre Sri Lanka, no sé si está de moda o ha dado la casualidad de que he leído últimamente sobre este país. Las fotos me encantan. Felicidades!
ResponderEliminarYa hace algún tiempo que fuimos y el diario se me está retrasando un poco.
EliminarEs un país muy chulo y no es difícil para el viajero. Espero que dure esta naturalidad que todavía se puede encontrar aquí y no en otros lugares.
Gracias :)