Palacio de Allepuz - Hospederías de Aragón

Dormir en un palacio, en un monasterio o en un edificio histórico es posible gracias a la red de Hospederías de Aragón. Instalaciones de calidad dentro de edificios de interés arquitectónico rehabilitados.


Por segunda vez en este año, volvíamos a una de nuestras comarcas favoritas de Aragón, el Maestrazgo. Y lo haríamos para disfrutar de una noche de lujo en un palacio del siglo XVI transformado en hospedería y rehabilitado para que el viajero se traslade al pasado sin perder nada de la comodidad del siglo XXI.
El Palacio o Casa Grande de Allepuz es un exponente típico de residencia palaciega renacentista aragonesa.
Su exterior nos recibe con un magnífico arco de sillería de medio punto a la entrada y gruesos muros de piedra labrada.

Accedimos asombrados a un gran recibidor donde destaca una escalera en piedra que nos llevaría hasta las estancias comunes y habitaciones del hotel. Vigas de madera, sillares o un empedrado ornamental de cantos rodados nos dejaba maravillados y con ganas de descubrir más de este alojamiento único.
Nuestra habitación contaba con todas las comodidades, y de nuevo los detalles renacentistas se mezclaban con pinceladas de nuestro siglo en una tónica que se repite en todo el establecimiento. Ventanas de madera y paredes de piedra que, sin embargo, hacían de la habitación un lugar muy acogedor.

Nos acercamos hasta el salón cuya joya es un impresionante mirador acristalado tras una galería de arcos renacentistas y desde aquí contemplamos el paisaje turolense, rodeados por fuertes muros de piedra vista, con luces tenues que invitan al descanso, hundiéndonos en mullidos sofás y disfrutando de un acogedor ambiente proporcionado por su techo abuhardillado y suelo de tarima.

Más tarde, nos relajamos en el spa, durante una hora, en la que puedes disfrutar de esta zona de forma privada previa reserva.

 

Y como flotando tras esta tarde de lujo, relax e historia, bajamos a cenar al restaurante, el antiguo horno, y bajo una bóveda de cañón nos sirvieron un menú delicioso, con presencia de productos aragoneses en la carta, que nos dejó con un buen sabor de boca. El menú ofrece una buena presentación y platos muy bien preparados.

El desayuno se sirve aquí mismo, tipo buffet y con él pusimos punto final a una original noche en un palacio renacentista aragonés.

 

 Disfrutamos de las fusiones de esta hospedería, un alojamiento lujoso en un pequeño pueblo aragonés, una mezcla de lo nuevo y lo antiguo sin notas discordantes, como si hubiera sido concebido para ser lo que es hoy en día: un lugar con encanto y que merece la pena visitar y disfrutar.