Gran Trail del Aneto: una carrera en el Pirineo

Nos vamos de nuevo al Valle de Benasque, esta vez para participar en una carrera que da la vuelta al Aneto. Poniendo al límite nuestro cuerpo y nuestra fuerza mental  participaremos en una de las carreras más duras de España y también una de las que cuenta con los paisajes más espectaculares.

El Gran Trail Aneto  es una prueba relativamente joven y pionera en el trail running en Aragón y España, pero por su dificultad y por su complejidad técnica ha ganado aceptación,  convirtiéndose en una prueba muy demandada. Tanto es así que para inscribirse hay que hacerlo con meses de antelación y acreditar participación en una prueba de montaña: “Para la inscripción en la «Vuelta al Aneto» se ha de acreditar la participación en una carrera por montaña de al menos 42 km y 2000 mts. de desnivel positivo realizada en el año 2014, 2015 o 2016”
De los 600 corredores que participaron en las dos pruebas de 2009, este año se han superado los 3.000 inscritos, divididos en cinco pruebas:
Gran Trail Aneto-Posets
Vuelta al Aneto
Maratón de las Tucas
Vuelta al Pico Cerler
Vuelta al Molino de Cerler

Por ello, toda la zona se ocupa casi al 100%, así ser previsor es importante.  Una buena opción es buscar un apartamento vacacional en Hundredrooms, un comparador de precios que nos ofrece la mejor opción entre muchas páginas de reservas. Podemos elegir el tipo de alojamiento que nos interese, en nuestro caso es muy importante que acepte mascotas para poder disfrutar de la montaña con nuestros perros, pero podemos buscar entre muchas clases de alojamiento.

Este artículo se escribe desde dos puntos de vista: el del corredor (C) que correrá la Vuelta al Aneto de 58km y el de sus animadores (A), que en una loca carrera lo siguieron a lo largo de todo el día por los puntos en los que podían encontrarlo, para animarlo y darle las fuerzas que seguro agradecería.

LA CARRERA

1(C) La aventura comenzaba el viernes por la tarde, nos dirigimos a pasar el control de material obligatorio para la carrera y a continuación a recoger el dorsal y asistir a la charla técnica de la organización con recomendaciones e indicaciones importantes sobre el recorrido. Esta vez no perdí palabra para que no me sucediera lo mismo que hace 3 años, cuando me salí del recorrido hasta en 3 ocasiones teniendo que hacer algún que otro kilómetro de mas.

 

1(A) Después del viaje hasta Benasque reponía fuerzas con una cerveza, admirándome del ambiente deportivo que me rodeaba y envidiando la capacidad física y mental de estos atletas. Ya se respiraba mucha emoción en el ambiente.

2(C) El día comienza bien temprano, llegando al control de salida sobre las 6:45 horas donde el ambiente ya es espectacular y me sorprendí de que prácticamente estaban todos los corredores dentro del corralito. Soy por tanto de los últimos en entrar, por lo que me tuve que ir abriendo paso para acercarme un poco a la línea de salida, calculando una posición en la que ni moleste ni vaya a ser molestado al salir, ya que preveía que la salida sería atropellada como sucede siempre en todas las carreras, a pesar de que en este caso quedarían casi 60 km. por delante.
Hasta la hora de la salida traté de estirar un poco los músculos, mientras el Speaker iba caldeando el ambiente entre el público y los corredores. A las 7:00 en punto se daba la salida y nos pusimos todos en marcha, ¡la suerte está echada!
Foto Luis Eduardo Martinez: www.siulerviajesyfotos.com


2(A) Nos colocamos en un buen lugar para ver bien la salida. El ambiente era impresionante. Emoción y nervios se mezclaban en las caras de los corredores, la música rock que sonaba les subía aún más la adrenalina y el speaker dinamizaba estos últimos segundos previos de tensión contenida. Nos emocionábamos todos los que estábamos viendo la salida y veíamos con envidia como los súper-hombres se preparaban para salir.
 

3(C) Los primeros kilómetros son con poco desnivel por lo que se pasaron tranquilos, pero a buen ritmo, aun así había que ir con cuidado en algunas zonas, dado que todavía se avanzaba en grupos grandes y en ocasiones no podías ver donde pisabas.
Una vez cogida la pista, de pronto me sorprendió ver a mi grupo de animación, no habíamos previsto vernos hasta los llanos del Hospital, pero ahí estaban ya, Mónica, Sabine y Luís dando el callo a primera hora de la mañana.

Plan de Senarta 
3(A) En el primer punto que vimos a nuestro corredor fue en Plan de Senarta, aquí, a unos 6 km. desde que tomó la salida estaba eufórico y fresco todavía. Había gente animando y los campistas de esta zona de acampada libre se unían a nuestros aplausos.

Plan de Senarta
Animamos a todos los corredores, pero hoy somos los cheerleaders de Berna

4(C) Los Kilómetros iban pasando y comenzaron las primeras rampitas donde iba haciendo cacos, quedaba mucho por delante y no era cuestión de desgastar tan pronto, aun así, en esta parte adelanto a la que posteriori sería la segunda clasificada femenina (Raquel Linares). A partir de este punto nos cruzaríamos bastantes veces, pero siempre cada uno a su ritmo, ya que la diferencia de entrenamientos entre un servidor y el resto de corredores que me rodeaban se hacía patente constantemente, en las zonas llanas o con poco desnivel me iba por delante y en las zonas de subida con mucha pendiente me costaba seguirlos.
El primer repecho corto pero importante llegó en los Baños de Benasque, hice toda la subida andando a mi ritmo, intentando desgastar lo mínimo posible, aquí me volvió a pasar Raquel Linares, que iba haciendo cacos. Más tarde me enteraría por los tiempos de paso y vídeo de Jorge Gracia que coincidí con él varias veces, incluso llego a salir en 2 ocasiones en su vídeo.
Finalizada la primera subida del día, viene una bajada tranquila hasta los Llanos del Hospital donde me estaría esperando mi gente para darme la segunda inyección de ánimo, pero cuál es mi sorpresa que llegados a este punto no los veía por ningún lado y tampoco vi el control de la organización previsto donde se presupone que estarían esperándome. Miré el reloj y me dí cuenta de que había llegado con unos 8 minutos de adelanto sobre el horario previsto, así que decidí pararme y asomarme al restaurante a ver si estaban desayunando, ante la mirada atónita tanto de la gente que se encontraba fuera animando como de los propios huéspedes del hotel.
Visto que no se encontraban ni dentro de fuera, decidí seguir para adelante con gran desilusión ya que ya no podría volver a verlos hasta el Embalse de Llauset; en estas me encuentro pensando, cuando cruzo el Río Ésera y vi a lejos a tres personas animando y agitando las manos, "menos mal" me dije, ¡ahí están!, me paré un momento a comentar la jugada y le dí un besito de despedida a Mónica, que me tendría que servir de incentivo para las siguientes 5 horas de carrera.

Gran Trail Aneto: Llanos del Hospital 
4(A) Nos fuimos en coche hasta los Llanos del Hospital, lugar que hace un par de años había sido el último punto de encuentro de la carrera y este año, al desarrollarse al revés, fue en la primera parte de la carrera. Como teníamos tiempo y encontramos, sorprendidos por la rapidez en hacerlo, aparcamiento, nos tomamos un café y pronto vimos a los primeros corredores llegar. Nos dirigimos hacia la fantástica explanada y no tardamos en ver a nuestro héroe que seguía en buenas condiciones, eufórico y feliz ya que llevaba tiempo preparando esta prueba y hoy era el gran día. No volveremos a verlo en unas horas y aquí yo acusé los nervios, el día se me iba a hacer muy largo.
 
Tras su paso aún nos quedamos un rato más disfrutando del paisaje y del momento y alentando a todos los participantes que llegaban a este punto. Después, como la tarea de animar también agota, nos tomamos un buen almuerzo en el Hotel de los Llanos para reponer fuerzas. Nuestro avituallamiento particular.

 

5(C) Pasados los Llanos del Hospital comienza la subida hasta la Besurta, luego otro llaneo y por último la subida hasta el Refugio de la Renclusa donde se encontraba el Primer avituallamiento. Aquí me tomé mi tiempo para comer tranquilamente un sándwich, un plátano y un melón, beber en cantidad, incluyendo 2 vasos de isotónico y reponer al máximo los bidones de agua.
A continuación llegaba la subida al Collado de la Renclusa y primeros calambres en los dedos de los pies, ¡Madre mía! "pues no queda nada" pensé; desde aquí intenté engancharme a algún grupo de corredores que se había formado para no perderme en este tramo como me sucedió la anterior vez en 2013, pero en la bajada hasta Aigualluts se me iban distanciando. Empecé a notar malestar general y cansancio, además el terreno estaba muy resbaladizo, también noté la pérdida de adherencia de las zapatillas con respecto a la última vez que las utilicé, no obstante seguían perfectas de amortiguación, lo cual me tranquilizó. Hice la bajada con mucho cuidado, pero no pude evitar mis primeras caídas (tampoco sería el único a mi alrededor), aunque ninguna con consecuencias graves. Pese a todos estos inconvenientes, seguía manteniendo la distancia con el grupo que me precedía, lo  que me permitió no tener que pensar todavía por donde seguía el camino.
Y llegó la verdadera “carrera”, la primera piedra de toque del día, la ascensión al Collado de Salenques. Aquí ya no hay pérdida hasta el collado, así que no me preocupaba seguir solo. Decidí parar y sacar los bastones que me serían de gran utilidad hasta el final del día. Me encontré con 2 excursionistas que nos miraban con cara de sueño y sorpresa al vernos pasar por allí, me preguntaron si no estábamos pasando frío, ya que nosotros íbamos en tirantes o manga corta, y les indiqué que en el collado si haría falta abrigarse, pero de momento el día era perfecto para correr. Me dijeron que ha pasado poquísima gente por delante, lo cual me mosqueó bastante, ya que podía significar que iba más rápido de lo previsto y que lo podría pagar con creces, como finalmente así sería.
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Durante la espectacular subida al Collado por el caos de bloques, se van divisando a lo lejos filas de corredores que me dieron una referencia de por donde transcurría la carrera y lo que faltaba hasta el Collado. La subida la hice a un ritmo muy suave, aun así los calambres iban a más y no se salvaron ni los dedos de los pies ni los gemelos.
A mitad de la subida comenzó a refrescar y tuve que hacer otra parada para abrigarme, pero debido a los calambres cada vez tenía que acortar más la zancada en la subida y tirar más de brazos con los bastones, aun así, al final el gemelo izquierdo se me agarrotó totalmente y me dio un latigazo teniendo que parar a estirar. El último tramo de subida es espectacular, neveros y cuerdas fijas incluidas instaladas perfectamente por la organización, tramo en el que me pasó de nuevo Raquel.
Foto página  oficial GTAP www.trail-aneto.com


Desde aquí, el aire azotaba con fuerza y el frío se hizo patente, pero ya se vislumbraba el final de esta empinada subida así que solo cabía pensar que la primera parte de la carrera estaba hecha. En la cima del Collado hacía muchísimo frío, incluso bajo cero, pero iba bien abrigado y no llegué a pasar frío.
A partir de aquí la cosa se me complicaría bastante, ya iba mentalizado de que sería la parte más dura de la carrera, pero no pensaba que iba a ser tanto…
Seguía con mucho malestar general, había comido y bebido bastante, así que sólo podía ser que me hubiera sentado mal la bebida isotónica de la Renclusa. Siempre se recomienda no probar nada distinto a lo habitual el día de la carrera, pero en ese momento solo quieres reponerte del gasto que has hecho y tomas lo que sea necesario.
Desde el Collado de Salenques, toca un descenso bastante peligroso entre piedras y rocas, una caída aquí y adiós, por lo que la hice con mucha tranquilidad. Había cuerdas fijas en algunos tramos, iba dando paso a otros corredores que corrían más seguros, mientras yo seguía mi marcha. Finalizada la bajada, tocaban unos tramos con menos pendiente, pero seguíamos prácticamente todo el rato entre rocas, por lo menos estaban secas y no había peligro de resbalones.
Foto página  oficial GTAP www.trail-aneto.com

Entramos en la zona de los lagos y el recorrido se hizo algo más amable, el paisaje es espectacular y el tramo más llevadero, incluso la ascensión al collado de 2.700 mts. no se me hizo muy larga a pesar de que empezaba a estar muerto de piernas.


Aquí pasamos otro nevero y nos desviaron por un lateral donde parecía que no había camino, tuve que preguntar hasta 3 veces a los voluntarios que había allí si realmente había que girar por donde me indicaban.
Continuando con la ruta, volvimos a bajar para luego subir de nuevo a otro collado, aquí mis piernas ya no daban para más y tomé la decisión de que llegaría cuando fuera, no podía seguir al ritmo que llevaba si quería terminar la carrera, así que baje todavía más mi ritmo.
Desconocedor de esta zona, ya que no transcurrió por aquí la carrera de hace 3 años, ya iba pensado más o menos cuanto quedaría hasta Llauset porque se me estaba haciendo eterno. Cuando llegué a la cima de otro collado, vi que todos los corredores que me acababan de adelantar se iban rectos, algo no me cuadraba ya que siguiendo rectos nos saltaríamos toda la presa de Llauset, por lo que miré hacia donde creía que habría que seguir y efectivamente, ahí estaban las banderitas rojas que nos habían estado guiando durante toda la carrera, lancé un grito a todos los de delante y les hice retroceder para que no siguieran por el camino que iban a empezar a descender, ya que todavía habría que subir un poco más, je, je
Terminada, ahora sí, la subida, tocaba una bajada criminal hacia los Estanyets, aquí de nuevo pese a bajar bastante despacio y con cuidado tuve unas cuantas caídas sin consecuencias.

Y por fin se acabó la bajada y teníamos un tramo más llano, así que paré a llenar uno de los bidones con agua de un arroyo. Éramos unos cuantos los que tuvimos la misma idea, me fui unos metros más arriba donde el agua corre un poco más fluida y me puse en cuclillas para rellenar el bidón, pero al levantarme me dio un pinchazo agudo en el vasto interno de la pierna izquierda provocándome un dolor paralizante. Probé a andar y comprobé que ni siquiera podía levantar la pierna y me quedé allí, de pie, preocupado sin saber qué hacer.
Este momento está inmortalizado en el vídeo de Jorge García-Dihinx, a lo lejos se ve cuando me levanto y me da el latigazo, aunque justo ahí se corta el vídeo. Tal vez Jorge tiene más grabación de los instantes siguientes cuando me quedo paralizado...
Después de un rato, parecía que el dolor iba aflojando y podía mover la pierna, así que empecé andar e hice unos estiramientos suaves para ver si desaparecía la contractura. Pasado el mal rato comencé a pensar en lo que todavía me quedaba hasta el control de Llauset (unos 3 km.), así que sin perder mucho más tiempo emprendí la marcha poco a poco.
Miré el reloj (hasta aquí lo habría mirado únicamente 2 o tres ves) e hice los cálculos de lo que me costará andando hasta el control, cuando me di cuenta de que hasta aquí y a pesar de todas las penurias que estaba pasando, todavía voy incluso con adelanto sobre el horario previsto, aunque mucho más castigado de la cuenta, así que no me preocupé por los que me están esperando, ya que el retraso a pesar de seguir camimando, no sería mucho sobre la hora a la que habíamos quedado, no obstante mi carrera ya es otra, únicamente llegar a Llauset y retirarme.

Poco a poco el dolor fue desapareciendo, entonces me dí cuenta de que ya solo quedaba una última subida antes de la bajada a Llauset, miré a mi alrededor y no podía creer que teníamos que subir por donde veía que había que hacerlo. Miré a lo lejos y efectivamente vi a los que me precedían subiendo por allí. En ese momento me entró un bajón considerable, sabía que era una subida de unos 200 mts. de desnivel, pero al mirar hacia arriba me parecieron 500. Este momento fue el peor de toda la carrera, es cuando piensas en "qué coño hago yo aquí" y te dices que nunca más en la vida volverás a correr una carrera, incluso piensas en no volver a entrenar jamás. El sufrimiento que estaba viviendo es indescriptible y es aquí cuando la cabeza juega un papel importe y esto sí que lo tengo bien entrenado, así que no quedaba otra opción que seguir un poco más.

Tras llegar al collado volví a mirar el reloj y vi que tampoco se me había  ido tanto el tiempo previsto. Llegué al Control de Llauset con solo 10 minutos más de lo previsto, no puedo imaginar con cuanto tiempo de adelanto hubiera llegado si todo hubiera ido medianamente bien…
Allí me estaban esperando de nuevo Mónica, Sabine y Luís. El primero en recibirme a mitad de bajada fue Luís con su inseparable equipo de fotografía, me dio muchas ánimos y me comentó que casi había clavado el tiempo previsto. Pero él no sabía todavía por todo lo que había pasado…
Llegué al control y allí estaban las chicas animando, en ese momento casi me eché a llorar al pensar en contarles todo lo que me había pasado y que me iba a retirar.
A continuación llegó Luís y me echó una manta por encima, empecé a contarles lo ocurrido, pero me dijeron que no me veían tan mal como hace 3 años. Me quedé un rato charlando, estirando y reponiendo fuerzas en el avituallamiento, mientras decidía que hacer. Pensaba también en ellos porque iban a esperarme en la llegada de Benasque sin una hora clara de llegada.
El malestar de cuerpo que había tenido desapareció, así que un problema menos. Los tobillos los tenía bastante tocados y algo hinchados de los golpes con las rocas, pero nada importante, lo peor es que de piernas iba más que justo y me molestan hasta los bastones…
Luís me animó a seguir y Mónica a retirarme, así que después de 15 minutos en el Control dándole vueltas a la cabeza y ya un poco más descansado empecé a ver las cosas de otra manera, total solo quedaban 24 kilómetros, 600 mts. de subida y luego ya todo bajada, vamos una media maratón y un poco más, …
Así que después de pensármelo mucho, decidí seguir, no podía defraudar a mis seguidores, eso sí, Luís me insistió en que tenía que seguir llevando los bastones para la última subida, por muy harto que estuviera de ellos. Les di indicaciones para que no me esperaran a las 18:00 horas en Benasque que era lo previsto y continué con la idea de no forzar en ningún momento, ya que cualquier contratiempo sería una catástrofe.

5(A) En el avituallamiento de Llauset habíamos concertado la siguiente cita. Llegamos con bastante tiempo y menos mal, pues habían cerrado el túnel de 1,5 kilómetros y no nos dejaban llegar en coche hasta el punto exacto donde habíamos quedado. Aun así, conseguimos llegar con antelación y vimos a los primeros participantes llegar, ya mostrando síntomas de haber consumido energías, algunos con golpes por las caídas, otros más cansados… Varios tuvieron que ser asistidos por el médico de la carrera, pero contemplábamos atónitos cómo le aseguraban estar en perfectas condiciones para seguir, total, si solo les quedaban 24 km. de nada…
La organización y los voluntarios hacían un trabajo extraordinario, montando el punto de abastecimiento y facilitando a los corredores todo lo que necesitaban. Además desprendían cariño hacia ellos y les reconfortaban.
 
Por fin, con unos minutos de retraso sobre la hora que nos había indicado, llegaba hasta aquí nuestro corredor, agotado y con molestias por alguna lesión muscular. Le planteé la opción de abandonar, a pesar de que lo más duro ya había pasado, todavía quedaban muchos kilómetros por delante y más de 4 horas en la montaña. Vi pasar por su cara la duda, pero fue solo un instante pues renunciar no está en su vocabulario. Su cabeza le dijo que podía, que tenía que seguir y lo hizo, dejándonos asombrados a los que le acompañábamos. Más tarde me confesaría que, al borde del abismo, pensando en dejarlo, nosotros, nuestro calor, mi cara de admiración fue lo que le llevó a seguir adelante.

El paisaje en Llauset es espectacular, los corredores tenían que estar disfrutando mucho, a pesar de todo el esfuerzo que estaban ejercitando y lo que llevaban a cuestas. Nosotros nos quedamos casi una hora allí, el paisaje y la fuerza de estas personas nos dejaban boquiabiertos y a nuestra manera, estábamos compartiendo con ellos este momento.

6(C) Empecé el llaneo por LLauset con muchas dudas de a qué hora podría llegar, pero ya no debo pensar en eso, la moneda ya estaba lanzada. Llegué al comienzo del ascenso al collado de Vallibierna y decidí que no miraría para arriba en ningún momento para no desmoralizarme, así que "china chana" para arriba siguiendo en todo momento las marcas de la organización.
Llauset 
Hay algunos tramos de subida bastante duros y esto me pasó factura. Un nuevo tirón, esta vez en el gemelo derecho, me hizo parar a estirar, pero seguía hacia arriba; ni las piernas ni los brazos me daban ya más de sí, a veces daba un paso para arriba y dos para atrás, pero "no importa" me decía, "ya llegaré, sólo hay que hacer esta subida y luego será ya todo de bajada mucho más fácil".

Pasé por el nuevo Refugio Cap de Llauset y seguí para delante, con la ayuda de los bastones. Poco a poco iba intuyendo el final de la subida, así que miré para arriba por primera vez y ya vi el Collado de Vallibierna. Me dí ánimos y sin más contratiempos llegué al collado para comenzar la última parte de la carrera, ya todo de bajada, aunque sabía que no podría correr mucho, lo peor ya había pasado.
La bajada la hice a ratos corriendo, a ratos andando cuando la cosa estaba peor. A ratos tropezando. No sé ni cuantas veces tropezaría durante este tramo hasta el avituallamiento de Coronas. Ya sabía cuando llegué a Llauset, que de los golpes que me había dado con los caos de bloques en todo el tramo de Salenques y hasta Llauset, al menos perdería dos uñas, pero durante esta bajada el cansancio hizo que tropezara más de la cuenta y seguía dando puntapiés a toda piedra que se me ponía en el camino, lo curioso es que cada vez que gritaba de dolor cuando le daba a una piedra, tenía menos dolor en las piernas y me hacía olvidar el cansancio.
Aquí ya me iba encontrando excursionistas que animaban a todos los corredores y que te decían cuanto iba quedando más o menos hasta el avituallamiento.
En el Avituallamiento de Coronas repuse fuerzas, comiendo y bebiendo algo. Me quité la ropa de abrigo y sin fuerzas ni para recoger los bastones cargué con ellos en las manos, plegados, hasta el final.

Ya solo quedaban 14 km. No quería ni mirar el reloj, ni calcular en cuanto tiempo haría esa distancia, incluso apagué el GPS para no saber ni el ritmo que iba a llevar. Solamente quería centrarme en terminar y no morir en el intento, y ya me enteraría del tiempo de este tramo al finalizar la carrera, aunque finalmente no salió publicado y no sé a qué ritmo lo hice, una pena.
Comencé la bajada por la pista en solitario mientras los senderistas animaban, algo que se agradece muchísimo y te hacía el tramo más llevadero.

El último tramo por la margen izquierda del Ésera es agradable, aunque un poco largo por la falta de ambientación, ya se intuía Benasque, así que seguí a mi ritmo y entré en el pueblo solo, ya estaba hecho. Aquí las piernas se aceleran y la cara cambia de semblante, la gente aplaudía y te llevaba en volandas hacia la alfombra roja. Entre toda la gente escuché los gritos de mi trío, ahí estaban de nuevo como clavos y eso que les dije en Llauset que no me esperaraen tan pronto. Al final, fueron 11 horas y 10 minutos, solo 10 min. más de la previsión inicial, un logro con todo lo que había sufrido.
Foto meta Luis Eduardo Martínez
Foto Luis Eduardo Martinez: www.siulerviajesyfotos.com
6(A) El camino hasta Benasque era largo y con una carretera tortuosa. Cuando llegamos casi no encontramos donde aparcar nuestro coche, ya que visitantes y lugareños abarrotaban las calles.
Nos dirigimos hacia la meta y nos encontramos con un pueblo volcado, aplaudiendo a los corredores que llegaban al final de su hazaña. En ese momento estaban entrando los participantes de la Vuelta al Aneto y el Maratón de las Tucas, podíamos diferenciarlos por el color de su dorsal. Nosotros buscábamos el verde. Se me hizo eterna la espera acompañada por un poco de preocupación, pero muy cerca de la hora prevista apareció al inicio de la calle la silueta que me es tan familiar y que yo reconozco desde lejos, jaleado por todos los asistentes, entrando esta vez en solitario a meta.
 
Salimos corriendo a recibirle y a felicitarle una vez más por la gesta que había realizado. Y sin más dilación nos tomamos unas cervezas a la salud del deportista de la familia.

7(C) Ya solo quedaba una ducha reparadora y un masaje que me dejó como nuevo… o casi, pues mis piernas daban fe de la dureza de la prueba con golpes y heridas desde el tobillo hasta las rodillas y mis pies con alguna ampolla y uña al borde del colapso. Pero son gajes del oficio, que se llevan de la mejor manera, pues la satisfacción te hace olvidar lo malo y recuerdas la proeza de lo que acabas de hacer. 58 kilómetros a las espaldas, un desnivel de 1400 metros y casi, casi  ya pensando en cuál será mi próxima aventura, mi siguiente desafío…

[Créditos fotográficos]: Foto Meta Luis Eduardo Martínez
[Agradecimientos]: A Luis y Sabine que nos ayudan con la logística de esta carrera, sin ellos sería  impensable hacer este seguimiento. Especialmente a Luis por los ánimos y la ilusión que nos aporta.
A la Organización del Gran Trail Aneto - Posets por facilitarme información y documentación para desarrollar esta crónica.

8 comentarios:

  1. Madre mía... Alucinaba cuando lo contabais en directo pero ahora me he quedado boquiabierta!!
    Impresionante el esfuerzo y la superación! Y muy bonito el tener gente que te acompañe y te empuje a conseguirlo.
    Enhorabuena al corredor!

    Aunque yo sería de las del equipo de apoyo jajaja me quedo con esos desayunos y paisajes tranquilos xD

    Un abrazo pareja

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    1. Para mi es una gesta imposible, no tengo la cabeza tan bien amueblada.
      El Pirineo es una maravilla, tiene que ser espectacular correr por ahí

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  2. Increible! Los pelos de punta se me han puesto leyendo esta cronica de la carrera. Eres un superhombre. Indescriptible. Un heroe. Besos.

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    1. La ha contado muy bien, ha transmitido las sensaciones perfectamente y nos ha hecho sufrir mucho :S

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  3. Qué os voy a decir !!!! Enhorabuena al campeón !!!!

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  4. Mi más sincera ENHORABUENA Campeón!!!! Todo un tiempazo en una prueba tan dura como es esa y sobretodo tu afán de superación y capacidad de sufrimiento. Ahora no te queda otra que seguir corriendo para que podamos disfrutar los demás de vuestras crónicas. Un abrazo y mucha suerte.

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    1. Muchas gracias por los ánimos. Como dices, aquí no solo es la capacidad física, sino la mental la que ayuda a seguir adelante.
      Pruebas duras pero muy bonitas en todos los aspectos.
      Un abrazo,

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