Planificar y montar la ruta por Madagascar fue bastante complicado. Sus carreteras y comunicaciones no son sencillas y había que aprovechar al máximo los días que teníamos. Aun así, a pesar de la dureza de los traslados y los viajes, la isla nos sorprendía a cada paso.
Diario de viaje a Madagascar por libre en dos semanas, con todo lo que ver en Madagascar
Diario de viaje a Madagascar por libre en dos semanas, con todo lo que ver en Madagascar
Día 1 Llegada a Madagascar: Noche en Antananarivo
Aterrizábamos en el sencillo aeropuerto de Antananarivo bien
entrada la noche. Superar los controles de pasaporte y el pago del visado fue
bastante tedioso ya que tuvimos que pasar por tres mostradores y pagar los 25€ de
visado hasta que pudimos salir a por nuestras mochilas.
Una vez fuera buscamos el transporte de nuestro hotel, con el que habíamos concertado la recogida y ahí estaban, puntuales. Pero antes nos hicimos con una tarjeta de datos para nuestros móviles y sacamos algo de dinero en un cajero.
Una vez fuera buscamos el transporte de nuestro hotel, con el que habíamos concertado la recogida y ahí estaban, puntuales. Pero antes nos hicimos con una tarjeta de datos para nuestros móviles y sacamos algo de dinero en un cajero.
Decidimos quedarnos en un hotel cercano al aeropuerto por
las horas intempestivas a las que llegaríamos y porque, además, al día
siguiente ya saldríamos en ruta, así que no merecía la pena entrar en la
capital.
Elegimos para la primera noche La Villa Colombe Bed and Breakfast, que a pesar de lo poco que pudimos disfrutarlo resultó ser un lugar
agradable con habitaciones amplias y un propietario muy amable. Todos caímos
rendidos.
Día 2 Viaje a Fianarantsoa
El responsable del hotel nos preparó el desayuno temprano, un poco antes de que el que sería nuestro conductor durante el viaje,
pasara a recogernos. Cuando llegó, le pagamos lo acordado a Olivier, propietario y responsable de
la agencia malgache con la que habíamos contratado, y él nos presentó a Hery, el conductor. Concretamos la
ruta, ultimamos detalles y nos pusimos en camino emocionados.
Desde Antananarivo a Fianarantsoa tomamos el primer contacto
con las carreteras malgaches.
Nos llevó 11 horas recorrer el camino, un poco antes de la mitad del viaje, paramos a comer en Antsirabe. En el Zandine pudimos probar nuestros primeros platos locales: romazava, brochetas de zebú y ravitoto acompañados de grandes cervezas.
Nos llevó 11 horas recorrer el camino, un poco antes de la mitad del viaje, paramos a comer en Antsirabe. En el Zandine pudimos probar nuestros primeros platos locales: romazava, brochetas de zebú y ravitoto acompañados de grandes cervezas.
Este primer día ya nos dimos cuenta de que la isla tiene
unos paisajes fabulosos, de los más bonitos que habíamos visto nunca, ya que
Madagascar todavía es un país virgen.
La jornada se nos pasó en ruta y llegamos a
Fianarantsoa por la noche, lo justo para registrarnos en el Zomatel,
recomendado por nuestro conductor, cenar y acostarnos agotados una noche más.
Día 3 Tren de la Selva: de Fianarantsoa a Manakara
Hoy todavía madrugamos más, ya que teníamos que comprar los
billetes de tren a Manakara (70.000 ariary con botella de agua de cortesía).
Hecho este trámite ya pudimos relajarnos y desayunar tranquilamente.
Recorrer los 165 km que separan las dos ciudades nos llevó
12 horas. No es un viaje para tomárselo con prisas, es un trayecto para disfrutar de las sensaciones que debieron de vivir los viajeros de antaño.
Salimos con dos horas de retraso porque estaban arreglando la
locomotora, así que pasamos el tiempo jugando con los niños de otros vagones que viajaban con sus familias.
Pusimos rumbo a Manakara a las 9:15 de la mañana y llegaríamos 17 paradas después, a nuestro destino.
Pusimos rumbo a Manakara a las 9:15 de la mañana y llegaríamos 17 paradas después, a nuestro destino.
Aun así el viaje es increíble. Cada estación es una
algarabía de niños y adultos cuyo único aliciente del día parecía ser acercarse
allí cuando llegaba el tren.
Unos para vender sus productos, otros solo para
interactuar con los viajeros. Ese día probamos varias samosas y frituras que
acercaban a nuestras ventanas y compramos algo de fruta o cerveza, pero sobre todo vimos
un mundo colorido, exótico y sensorial.
Durante el trayecto, nos acompañaba un paisaje verde intenso, montañoso y selvático, que hacía que no pudieramos dejar de mirar por las destartaladas ventanillas.
Los niños nos saludaban y gritaban: "¡vazah, vazah!", luego supimos que significa "blancos" |
La estación se llena de vida y color con el paso del tren |
El final del viaje, cuando anocheció, se hizo algo más pesado. La ausencia de luz en las estaciones las sumergía en la total oscuridad y ya no veíamos nada, solo oíamos el ajetreo de la carga y descarga de materiales y el tránsito de pasajeros. Así que nos quedábamos sentados en los duros bancos de madera, deseando llegar a Manakara. A pesar de todo, es un viaje en tren único que merece mucho la pena.
En la estación Hery nos esperaba para llevarnos a otro hotel
que nos recomendó: el Chez Zizou a la orilla
del mar,
decidimos quedarnos y cenar allí.
La luz se iba y venía constantemente, de modo que tuvimos que cenar con
los frontales y a la luz de las linternas, sin embargo los pescados y mariscos a
la parrilla que nos prepararon estaban deliciosos.
Día 4 Viaje a Ranomafana
Decidimos tomarnos el día con algo más de calma, ya que,
aunque todavía habíamos visto poco del país, los desplazamientos estaban siendo
devastadores para nosotros.
Lo mejor del día fue el desayuno junto al mar, viendo pasar
la vida de la gente del pueblo, escuchando las olas romper en la orilla.
Era Domingo de Resurrección y las iglesias de Manakara
estaban a rebosar. La gente iba muy arreglada, la mayoría vestían de blanco.
Aprovechamos también para pasear por el mercado y ver las frutas y verduras que se venden, aunque lo que más nos llamó la atención fueron los pedazos de carne que esperaban al sol para ser adquiridos por los clientes.
Aprovechamos también para pasear por el mercado y ver las frutas y verduras que se venden, aunque lo que más nos llamó la atención fueron los pedazos de carne que esperaban al sol para ser adquiridos por los clientes.
Comimos bastante bien en La Gourmandise: brochetas de
calamar, pollo y pescado para poder afrontar el camino a Ranomafana.
El trayecto fue aún más lento de lo normal, ya que los
pueblos por los que pasábamos estaban muy animados con gente que había salido a
celebrar el día festivo. Nos llevó tres horas y media llegar a nuestro destino,
pero la visión del día volvió a ser algo único y muy auténtico.
Cuando llegamos vimos un par de alojamientos y nos decidimos por
los coquetos bungalós del Karibotel. Nos dimos una
revitalizante ducha antes de cenar en el restaurante del establecimiento.
Nos pareció muy curiosa la costumbre de los alojamientos en los que, a
la vez que te registran te toman nota de la cena. Es una magnífica idea
para ganar tiempo, ya que los ritmos en Madagascar son distintos a los
nuestros.
Día 5 Visita Ranomafana y viaje a Ranohira
En Ranomafana, declarado Patrimonio de la Unesco, se pueden
contemplar hasta 4 especies de lémur: el lémur bambú, el sifaka, el lémur
dorado y el lémur de frente roja.
Lo primero de todo es pagar la entrada al parque, las tasas y contratar un guía, que en nuestro caso llevaba un ayudante que se adelantaba para encontrar lo más interesante.
Nuestros guías nos iban llevando hacia los diferentes animales y quedamos fascinados cuando los vimos, algunos bastante cerca.
Lo peor del día fue que al adentrarnos en el
bosque primario aparecieron sanguijuelas que decidieron subir por nuestro calzado
y engancharse en nuestras jugosas piernas, a pesar de vestir pantalones largos, lo que hizo que saliéramos corriendo
de la selva.
Lo primero de todo es pagar la entrada al parque, las tasas y contratar un guía, que en nuestro caso llevaba un ayudante que se adelantaba para encontrar lo más interesante.
Lemur de frente roja |
Milne Edwards' sifaka |
Después de la visita pusimos rumbo a Ranohira, parando en
Fianarantsoa a comer. Cuatro horas después llegaríamos al hotel a descansar. El
paisaje hasta allí fue maravilloso, cada día era una sorpresa para nuestros
ojos. Y si el día anterior la fiesta llenó las carreteras, ese día, Lunes de Pascua
las colapsó una multitud de personas disfrutando de un día más de tiempo libre.
Esa noche dormimos en el hotel Orchidee y cenamos en su restaurante Grill Zebú.
Esa noche dormimos en el hotel Orchidee y cenamos en su restaurante Grill Zebú.
Día 6 Visita Isalo y viaje a Ambalavao
En el parque de Isalo hicimos la ruta del Cañón de Namaza,
que son alrededor de 4 km. bastante asequibles.
Aquí contemplamos lémures de frente roja y los más famosos, los de cola anillada bastante cerca de nosotros.
La caminata pasa por la Piscina Azul y la Negra donde es posible darse un chapuzón, continua por la parte alta del cañón y baja hasta la Piscina de las Ninfas.
Al hacerlo en este orden vamos al contrario que el resto de los visitantes y lo vemos todo prácticamente solos.
Este día nos dieron la opción de comer dentro del parque, nos hicieron ensalada, arroz y piña, pero no lo recomendamos porque la comida es muy cara en relación al precio normal del país. Este picnic lo hacen cerca de la salida así que mejor ir al pueblo a comer. Además los lémures se están acostumbrando a robar comida y esta interacción no es beneficiosa para ellos.
Aquí contemplamos lémures de frente roja y los más famosos, los de cola anillada bastante cerca de nosotros.
Lémur o maki de cola anillada |
La caminata pasa por la Piscina Azul y la Negra donde es posible darse un chapuzón, continua por la parte alta del cañón y baja hasta la Piscina de las Ninfas.
Al hacerlo en este orden vamos al contrario que el resto de los visitantes y lo vemos todo prácticamente solos.
Este día nos dieron la opción de comer dentro del parque, nos hicieron ensalada, arroz y piña, pero no lo recomendamos porque la comida es muy cara en relación al precio normal del país. Este picnic lo hacen cerca de la salida así que mejor ir al pueblo a comer. Además los lémures se están acostumbrando a robar comida y esta interacción no es beneficiosa para ellos.
El viaje hasta Ambalavao, donde dormiríamos esa noche, fueron 4 horas de trayecto.
Siguiendo recomendaciones de nuestro conductor nos decantamos por el agradable Tsiemimparihy Lodge.
Siguiendo recomendaciones de nuestro conductor nos decantamos por el agradable Tsiemimparihy Lodge.
Día 7 Visita Reserva de Anja y viaje a Ambositra
Anja es una reserva privada y también hay que contratar los
servicios de un guía.
Es uno de los parques que más me gustó, tanto por el paisaje como por la fauna que vimos.
Nos adentramos en la selva, vimos tumbas y cuevas utilizadas por las etnias locales, grutas donde los lémures duermen y las vistas desde lo más alto son preciosas. Observamos grandes familias de cola anillada que están muy activas, camaleones, arañas y curiosos insectos.
Es uno de los parques que más me gustó, tanto por el paisaje como por la fauna que vimos.
Nos adentramos en la selva, vimos tumbas y cuevas utilizadas por las etnias locales, grutas donde los lémures duermen y las vistas desde lo más alto son preciosas. Observamos grandes familias de cola anillada que están muy activas, camaleones, arañas y curiosos insectos.
Los makis nos miran curiosos |
Paramos en Fianarantsoa, una vez más a comer y continuamos 4 horas de ruta hasta Ambositra.
Aquí elegimos el hotel L'Artisan, precioso y con un agradable restaurante.
Desde Ambositra salimos hacia Ivato por carretera y desde
aquí tomamos una pista hasta Antoetra, en total son unas dos horas de viaje. El
camino es duro pero el paisaje maravilloso y la actividad que se produce al lado de
la carretera es muy interesante.
En Antoetra pagamos unas tasas de acceso y guía y dimos una vuelta por esta aldea que es patrimonio de la Unesco. Sus habitantes son especialistas en trabajar madera, sus casas están construidas sin clavos y adornadas con símbolos como el sol, la miel o la tela de araña.
Hay caminatas más largas, de varios días para hacer por el
País Zafimaniry, según dicen muy interesantes, pero visitar solo esta aldea se
queda un poco corto. Para nosotros fue un poco decepcionante.
Volvimos a Ambositra y visitamos el mercado de
artesanía, donde merece la pena aprovechar para comprar los recuerdos del viaje.
El camino hasta Antsirabe, donde hoy dormiremos, es de dos
horas. Aprovechamos para visitar esta ciudad colonial, algo decadente. Visitar
por fuera el Hotel des Thermes y pasear hasta la estación.
Nuestro hotel para esa noche fue Le Trianon, con agradables habitaciones. Son mejores las de los pisos superiores como comprobaríamos unos días después.
Nuestro hotel para esa noche fue Le Trianon, con agradables habitaciones. Son mejores las de los pisos superiores como comprobaríamos unos días después.
Día 9 Viaje de Antsirabe a Morondava
Salimos a las 7 de la mañana porque queríamos llegar a las
16:30 para ver el atardecer en la Avenida de los Baobabs.
Paramos a comer en Miandrivazo, donde nos cruzamos con Olivier, el responsable de nuestra agencia que acompañaba a una pareja de turistas españoles. Allí nos dio una mala noticia: el camino al Tsingy (unos de los principales parques del país) estaba inaccesible porque había estado lloviendo los últimos días. La noticia cayó como un jarro de agua fría en nuestro grupo.
Seguimos el viaje hasta nuestro destino y llegamos con antelación a la famosa Avenida de los Baobabs, así que decidimos aprovechar e ir a ver los Baobabs enamorados, que están un poco más adelante.
Paramos a comer en Miandrivazo, donde nos cruzamos con Olivier, el responsable de nuestra agencia que acompañaba a una pareja de turistas españoles. Allí nos dio una mala noticia: el camino al Tsingy (unos de los principales parques del país) estaba inaccesible porque había estado lloviendo los últimos días. La noticia cayó como un jarro de agua fría en nuestro grupo.
Seguimos el viaje hasta nuestro destino y llegamos con antelación a la famosa Avenida de los Baobabs, así que decidimos aprovechar e ir a ver los Baobabs enamorados, que están un poco más adelante.
Más tarde, regresamos a la Avenida para contemplar uno de los
atardeceres más maravillosos que habíamos visto nunca.
Cuando llegamos a Morondava ya había anochecido y nos costó encontrar hotel porque muchos estaban completos. Debido al problema del camino al parque del Tsingy mucha gente se había quedado aquí a pasar más noches. No obstante, Olivier que andaba por la ciudad esa noche, nos ayudó y
conseguimos alojamiento para las dos próximas noches, aunque el hotel era un poco más caro de la media, resultó una opción muy agradable. Además con servicio de lavandería para poder lavar nuestra ropa, ya que estábamos a mitad de nuestro viaje.
El hotel SunBeach, regentado por un occidental, tiene un buen restaurante donde tomamos una deliciosa cena en un ambiente agradable.
El hotel SunBeach, regentado por un occidental, tiene un buen restaurante donde tomamos una deliciosa cena en un ambiente agradable.
En cuanto a la organización del viaje, consejos varios, comidas y otras cosas de interés para el viajero, tenéis todas nuestras notas para ayudaros en la preparación de vuestra aventura o aprender más cosas de esta maravillosa isla: Madagascar, consejos de viaje
Para saber más sobre los lémures podéis consultar Lemurpedia, con mucha información sobre esta curiosa especie que solo habita en esta isla.
Maravilloso, como siempre.
ResponderEliminarGracias :)
EliminarQué maravilla de viaje, a pesar de las sanguijuelas y los duros trayectos entre poblaciones. Deseando leer más.
ResponderEliminarVamos algo retrasados con los diarios, pero pronto pronto seguimos con la ruta :)
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