Llegábamos a Bariloche desde los rojos desiertos del norte, para encontrarnos con un paisaje azul y verde, tonos que le dan sus montañas, lagos y bosques. Pasaríamos en la zona cuatro días en los que pudimos contemplar imágenes de postal.
A continuación, os contamos las visitas, excursiones y experiencias gastronómicas de nuestro viaje a Bariloche en forma de diario de viaje.
Día 1 – Toma de contacto
San Carlos de Bariloche y sus alrededores era una zona que se nos había quedado pendiente de visitar en nuestro primer viaje a Argentina, así que cuando preparábamos la ruta para nuestro regreso no dudamos en incluirla.Aterrizábamos al mediodía en el aeropuerto de la ciudad y decidimos tomar un remiss hasta nuestro hotel en el centro. Estos transportes son similares a un taxi, pero son vehículos privados. Fijaos bien en que lleven la identificación que acredita que son oficiales.
Tardamos alrededor de 20 minutos en llegar al Hotel Nahuel Huapi y nos decantamos por comer una pizza en el cercano restaurante Brava Pizzería.
Tras instalarnos, paseamos por la calle más comercial de Bariloche: la calle Mitre, donde se encuentran la mayoría de comercios y las famosas chocolaterías de la ciudad.
Continuamos hasta el Centro Cívico, en el que se alza el Ayuntamiento. Se trata de una pintoresca plaza, junto al lago y con vistas a las montañas que conforman una idílica postal alpina.
Para terminar este día de transición nos acercamos hasta la cervecería artesanal Bachmann. Allí probamos varios tipos de cerveza que acompañamos con unos ricos nachos y unas deliciosas tostadas de trucha, plato muy típico de la región.
Día 2 – Isla Victoria y Bosque Arrayanes
Unos días antes de nuestra llegada a San Carlos de Bariloche, habíamos reservado una excursión a través de la página web de Zigzag. Incluía el traslado a Puerto Pañuelo, a unos 25 km de la ciudad, la visita a la Isla Victoria y por la tarde al Bosque de Arrayanes.La agencia pasó a buscarnos por el hotel y por la tarde nos dejarían de nuevo allí.
El camino hasta Puerto Pañuelo es muy bonito y curioso, pues nos traslada de golpe a los Alpes suizos.
Ya en el puerto tuvimos que pagar las tasas y la entrada al parque que no estaba incluida en el precio de la excursión. Mientras esperábamos, pudimos ver en lo alto de un cerro el lujoso y mítico hotel Llao Llao.
A la hora acordada (la excursión puedes hacerla en dos horarios diferentes) embarcamos en el catamarán Cau Cau, nos habría gustado hacerlo en el clásico Modesta Victoria, pero se encontraba en restauración.
La media hora que dura la navegación hasta Isla Victoria es tranquila. Alternamos nuestros cómodos asientos en el interior acristalado con salidas al exterior para sentir el viento, el frío y escuchar las gaviotas que se acercaban a ver si podían robar algo a los turistas despistados.
El paisaje que nos rodeaba era fabuloso, navegábamos por un gran lago rodeados por montañas nevadas.
Una vez atracado el catamarán en el Puerto Andonera, descendimos a la isla e hicimos una caminata guiada, donde pudimos conocer más sobre los trabajos de reforestación con especies autóctonas que se está llevando a cabo.
El bosque actual está fundamentalmente compuesto por Pino de Oregón, del que se utiliza su madera. Este trabajo de reforestación, llevará años hasta completarse. Paralelamente, se cultiva y cuida un vivero con especies nativas que se utilizan para repoblar mientras se tala el bosque actual formado por especies exóticas.
Durante el tiempo libre en la isla nos animamos a hacer otra ruta sencilla que nos llevaría a un mirador y terminaría en la Playa del Toro.
Fin de la ruta en Playa del Toro |
Mirador en Isla Victoria |
Lo peor de esta visita es que es un sendero circular y al desembarcar todos a la vez, íbamos en un gran grupo, en el que no pudimos disfrutar de una visita tranquila. Los arrayanes son curiosos árboles rojizos, anaranjados, que forman un bosque mágico.
El anaranjado Bosque de Arrayanes |
Navegación por el Nahuel Huapi |
De regreso en San Carlos de Bariloche nos acercamos a “Nuestra Señora del Nahuel Huapi”, la iglesia de estilo “gótico” con interesantes vidrieras con temas religiosos y patagónicos.
Para cenar aquella noche, elegimos hacerlo en el Jauja con trucha, ahumados típicos de la zona y un tremendo combinado de postres, acompañado de un Chardonne argentino. Es un afamado restaurante de la ciudad, elegante y agradable aunque no es barato.
Día 3 – Circuito Chico y Cerro Catedral
Todavía nos encontrábamos con el desayuno cuando nos avisó el responsable de la empresa de alquiler de coches, de que ya estaba en la recepción de nuestro hotel.Días antes, habíamos hecho números y decidimos reservar un coche para hacer excursiones por la zona durante dos días, además lo devolveríamos en el aeropuerto por lo que nos ahorrábamos el transfer hasta allí.
Elegimos un coche básico de la empresa In-out Rent a Car, y nos trajeron uno con mucho recorrido, pero hizo bien su función.
La ruta para aquel día era el conocido como Circuito Chico.
Pasamos por la entrada al Cerro Campanario y vimos una cola inmensa de coches y de gente, así que decidimos continuar con la ruta y ver el cerro más tarde (fue un error como más adelante contaremos).
Paramos en Playa Bonita y pasamos de largo Puerto Pañuelo y Llao Llao porque lo habíamos visto el día anterior.
Seguimos ruta hasta el aparcamiento del Lago Escondido, que lo vimos completamente solos.
Lago Escondido en nuestra ruta por el Circuito Chico |
De nuevo en el coche, retrocedimos un poco y dejamos el vehículo más o menos a un lado de la carretera, cerca de la entrada al Lago Perito Moreno.
En unos 15 minutos llegamos al punto panorámico donde nos comimos un sándwich relajados, solos y extasiados por las vistas.
Tras el pequeño descanso, el mirador de Bahía López nos ofreció impresionantes imágenes de los montes nevados, y descendimos hasta el puente donde se juntan el Moreno Oeste con el Nahuel Huapi.
Punto panorámico en el Circuito Chico |
Se trata de un bucólico pueblo con calles sin asfaltar, casitas de madera y pequeñas tiendas de recuerdos. Es recomendable visitarlo los miércoles y domingo que es cuando hacen el curanto, un método tradicional de cocinar alimentos, utilizando piedras enterradas en el suelo.
Colonia Suiza en nuestra ruta |
Desde aquí, nos fuimos directos al Cerro Catedral ya que el último acceso es a las 16 horas. Compramos los tickets en taquilla: $445 por persona y esperamos cerca de una hora hasta que nos tocó subir en la telecabina. Aprovechamos para reponer fuerzas con otro tentempié.
Cuando nuestro número apareció en la pantalla, accedimos a la telecabina. Después toca subir a un telesilla, cuyo trayecto dura unos 8 minutos más y deja a una altura de más de 1.800 metros.
Cerro Catedral es la mayor estación de esquí de Argentina y uno de los más importantes de América del Sur.
Había bastante nieve (estábamos en octubre, primavera austral) y hacía mucho frío, pero las vistas nuevamente hacían que el tiempo de espera hubiera merecido la pena.
Arriba hay una confitería para reponer fuerzas tomando algo caliente con una panorámica de excepción.
Deshicimos el descenso en telesilla y telecabina y como estábamos un poco agobiados por el tiempo perdido en el Cerro Catedral, que es un lugar muy visitado por los turistas argentinos, pasamos de largo el Cerro Campanario (segundo error del día) y regresamos a Bariloche.
Nos apetecía estirar las piernas y dar un paseo distendido, comprar chocolate en Rapa Nui y algún otro recuerdo y tomar otras cervezas artesanas en el Bachmann.
Esa noche, para cenar, elegimos las hamburguesas y cerveza artesana que ofrece el concurrido Manush.
Día 4 – Ruta de los 7 Lagos y San Martín de los Andes
El circuito de aquel día iba a ser largo, teníamos bastantes horas de coche por delante. El "circuito grande o corredor de los lagos" es la ruta más completa que puede hacerse en el Parque Nacional del Nahuel Huapi llegando hasta el Parque Nacional Lanín.Fuimos directos hasta Villa la Angostura, que es un agradable pueblo de montaña con arquitectura alpina e hicimos aquí el primer descanso.
Los lagos que visitamos en la ruta fueron: Espejo, Correntoso, Escondido, Falkner, Villarino y Machónico.
En todos hay miradores y aparcamientos desde donde contemplar estos magníficos lagos y las montañas que los vigilan, pero pasamos de largo el Lago Hermoso porque no había mirador.
Es más o menos mediodía cuando llegamos a San Martin de los Andes a orillas del Lago Lacar. Se trata de un tranquilo pueblo donde pudimos pasear tranquilamente por sus calles y por la zona cercana al lago y comprar unas empanadas variadas para llevar en Nonino antes de poner el camino de regreso.
San Martín de los Andes es un agradable pueblo a orillas del lago Lacar |
En la salida del pueblo, recogimos a un joven autoestopista que volvía de clase y que se interesó por nuestra vida en España. Nos contó cómo es la vida allí, en las montañas. Cuando lo dejamos en una confluencia de caminos, aún le quedaban 14 kilómetros para llegar a su casa.
Nos dimos cuenta de lo duras y sacrificadas que son las vidas de la gente de la zona.
Los lagos y las montañas nos acompañaron durante toda la ruta |
Todo el camino estaba salpicado de bucólicas estampas |
Mirador del Traful |
El paisaje había cambiado radicalmente, casi sin darnos cuenta. Nos encontrábamos en territorio perteneciente al Parque Nacional del Lanín.
Desde aquí, todo el camino hasta Bariloche era precioso, pero hizo que llegáramos tarde al Cerro Campanario y perdiéramos nuestra última oportunidad de subir ahí.
Celebramos nuestra última noche, comprando quesos y bondiola para tomar con algo de vino en nuestra habitación.
Consejos de viaje para visitar Bariloche
Alojamiento:
En Bariloche hay muchísima oferta hotelera, si bien es de las zonas más caras del país. Elegimos el Hotel Nahuel Huapi, muy céntrico. Es un hotel grande, con solera, aunque nos asignaron habitación en una zona reformada y muy agradable. La habitación es amplia y confortable, con mucha luz. El desayuno tipo buffet es correcto. Dispone de aparcamiento gratuito para los clientes. Como viene siendo habitual, encontramos un precio más bajo que en otros buscadores a través de Centraldereservas.com.Alquiler de coche:
En la ciudad hay muchísmas agencias de alquiler.Para ahorrar tiempo, es interesante utilizar un comparador de empresas de alquiler de coches y encontrar buenos precios de entre las compañías más importantes, casi todas están localizadas en el centro de la ciudad.
También hay pequeñas empresas locales con coches más básicos y económicos.
Hay muchas alternativas y puede ser conveniente alquilar con la opción de devolver en el aeropuerto para ahorrarnos así este traslado.
A veces se alquila con límite de kilómetros, nosotros tuvimos que pagar un pequeño extra porque nos habíamos excedido un poco en el kilometraje.
Seguro viaje:
Siempre que salimos de viaje hay que contratar un seguro con las coberturas suficientes para cubrir los imprevistos. Cada país requiere unas asistencias diferentes.
Por nuestra experiencia y trayectoria con ellos siempre reservamos con Intermundial.es . Cuando lo hemos necesitado hemos recibido la asistencia necesaria y además ofrece unas coberturas muy amplias.
También son interesantes las coberturas por cancelación y la telemedicina.
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Dónde comer:
En esta zona los platos más típicos son la trucha y los ahumados. Y unos de los suvenires más apreciados es el chocolate y dan fe de ello la multitud de tiendas que ofrecen este producto al turista.Los lugares que nosotros pudimos probar fueron:
Manush (Neumeyer 20)
Concurrido restaurante donde degustar distintos tipos de cerveza acompañado de ricas hamburguesas. Cuando llegamos estaba lleno y tuvimos que esperar un poco hasta que nos dieron mesa.
Bachmann (Elflein 90 esquina Quaglia)
Agradable bar donde sirven gran variedad de cervezas y platos para acompañar. Bastante frecuentado.
Jauja (Elflein 148)
Restaurante elegante donde probar platos de la zona. Probamos trucha y ahumados de la región. Precio medio-alto
Chocolaterías Rapa Nui y Mamuschka
En Bariloche hay que comer chocolate. Entramos en varias chocolaterías y probamos algunos trocitos de chocolate que ofrecían. Al final nos decantamos por una de las más afamadas y grandes de la ciudad. Nos llevamos varias cajas con bombones variados.
Que paisajes tan fabulosos. Un post lleno de postales preciosas, gracias por compartirlo con nosotros.
ResponderEliminarTienes toda la razón, fueron días de postales allá donde miráramos.
EliminarUn abrazo y gracias por tu comentario