Nuestra intención al elegir Komodo como una de las islas a
visitar en nuestro viaje por Indonesia, era poder ver los dragones que toman el
nombre de esta isla. Sin embargo, cuando investigábamos sobre el destino, vimos
que la zona ofrece mucho más y se convirtió en uno de los puntos álgidos de
nuestro viaje.
En realidad, nos dirigíamos hacia varias de las islas menores de la Sonda. Entre otras más pequeñas, visitaríamos Flores, Padar y Rinca. Para ello tomaríamos un vuelo hasta Labuanbajo, en Flores, desde Denpasar y ahí pasaríamos tres días en los que disfrutamos de una increíble naturaleza y un descanso en un relativamente remoto “campamento pirata”.
Elegimos para organizar nuestra estancia en la zona a Flores XP Adventure, por varios motivos.
El primero es porque nuestros amigos de Mi mundo en una Maleta lo recomendaban, hablaban muy bien de ellos en su blog y a partir de ahí
nos pusimos a investigar.
De esta investigación surgió el segundo motivo. En su página
web indican que sus proyectos y forma de trabajar respetan y cuidan la
naturaleza y están avalados por varias organizaciones, entre ellas WWF de la
que somos socios desde hace muchos años.
[Actualización 2022: la dirección de Flores XP Adventure ha cambiado, por lo que ahora mismo no podemos confirmar si siguen trabajando igual que durante nuestro viaje.]
Y esta es nuestra historia…
Tres días en Flores
Día 1 Llegamos a la Isla Pirata
Tomábamos un vuelo en Denpasar hasta Labuanbajo, en Flores.
En el pequeño avión de hélices de Wings apenas volábamos 15 personas y sobrevolamos
un mar azul salpicado de islas.
Cuando aterrizamos, nos abandonaron en medio de la pista de aterrizaje y un poco desorientados nos pusimos a caminar hacia donde pensábamos que estaba la terminal. No había mucha opción de perderse ya que el aeropuerto es minúsculo.
Cuando aterrizamos, nos abandonaron en medio de la pista de aterrizaje y un poco desorientados nos pusimos a caminar hacia donde pensábamos que estaba la terminal. No había mucha opción de perderse ya que el aeropuerto es minúsculo.
Llegábamos a Labuanbajo a primera hora de la tarde y tomamos
un taxi (50.000 rupias) hasta las oficinas de Flores XP en el centro, apenas 10 minutos separan
el aeropuerto de este pueblo pesquero.
Una vez allí, nos registraron y se pusieron en marcha para
que pudiéramos tomar el barco hasta la isla.
Como sus instalaciones están cerca del puerto, fuimos caminando hasta allí, metimos nuestras mochilas en la embarcación y salimos hacia el que sería nuestro hogar durante los próximos días.
Como sus instalaciones están cerca del puerto, fuimos caminando hasta allí, metimos nuestras mochilas en la embarcación y salimos hacia el que sería nuestro hogar durante los próximos días.
El viaje hasta allí, que dura una hora y media, nos anticipó lo que veríamos el resto de los días en nuestros viajes por mar. Un montón de islas de todos los tamaños, desiertas o habitadas, allí donde miráramos. De pronto nos sorprendían gotitas de plata que saltaban sobre las olas y resultaron ser bancos de pequeños pececitos.
El apacible viaje termino en el XPirates Camp, en la isla de
Sebayur. Cambiamos a una lancha más pequeña y en el muelle ya nos estaban
esperando para darnos un cálido recibimiento.
Massi nos acogió y nos enseñó las instalaciones. La isla
está ocupada por pequeñas cabañas, de distintas categorías todas ellas con
vistas al mar.
Ocupamos nuestra pequeña cabaña que consta de dos camastros
y un pequeño porche donde dejar las mochilas, cubierta por una mosquitera. Así
de sencillo y así de encantador fue nuestro alojamiento por dos noches.
Eso sí, dormir acunado por el sonido de las olas y de la
naturaleza suple la falta de lujos con creces.
Los baños para estas cabañitas son compartidos por todo el
campamento, son sencillos pero siempre los encontrábamos limpios.
Y todo lo demás que hay allí son playas y un comedor donde los residentes nos juntábamos a descansar, desayunar y cenar.
El campamento es muy natural, sin lujos, pero nosotros disfrutamos muchísimo de la experiencia.
Nos acomodamos en el bar y con unas cervezas nos dispusimos
a ver un increíble atardecer.
Para la cena nos pusieron un plato con arroz, pollo y
verduras. Hay botellones de agua en los que rellenar las botellas, de este modo
se generan menos residuos plásticos.
Tras la cena, una charla con el manager para organizar nuestros dos días siguientes y pronto a la cama a descansar mecidos por las olas.
Día 2 – Padar y mucho más
Un sencillo desayuno con frutas y pancakes nos sirvió para
despertarnos y tomar fuerzas para el día que nos esperaba.
Eran las 07:00 cuando conocimos a Adham, el que sería nuestro guía, que nos acompañó al
barco y comenzamos la jornada.
Dos horas de navegación nos llevaron hasta Padar, nuevamente
las incontables islitas nos acompañaban en la ruta y era maravilloso.
Cuando llegamos a Padar tuvimos que pagar entrada y tasas de
acceso: 205.000 rupias por persona, que es una barbaridad, pero es el precio
por el acceso al Parque Nacional.
Lo que más nos sorpendió nada más llegar, a parte del susto de las tasas, fue encontrarnos en la playa un buen grupo de ciervos comiendo cocos... ¿Qué hacen aquí?
La idea era subir a lo más alto para contemplar las vistas. Para esta caminata se recomienda calzado cerrado, sombrero y hombros cubiertos ya que el sol es implacable y apenas hay sombras donde resguardarse un poco.
El ascenso no es complicado, pero sí se hace duro por el
calor y el sol. Con alguna parada por el camino para recuperar el aliento
llegábamos a lo más alto y las vistas nos dejaron de nuevo sin él.
Se puede ver el distinto color de las arenas de las playas,
la rosa por el coral y la negra por la roca.
Vistas desde lo más alto en Padar |
Tomamos el camino de bajada y subimos de nuevo a nuestro
barco, donde Adham nos sirvió galletas y café.
Navegamos hasta Padar Beach, una
pequeña playa de arena rosa donde es fácil ver algo de coral adentrándose no
muy lejos de la playa. También vimos varias tortugas marinas que subían a
respirar. Esta playa estaba desierta solo ocupada por algunas barcas de
pescadores.
Reponemos fuerzas para seguir la aventura |
Tras el baño, en el barco nos esperaba la comida. En unas
bandejas nos habían preparado pollo, arroz, verduras y de postre sandía.
También disponíamos de un botellón para llenar nuestras botellas de agua.
Otro rato de navegación nos llevó a un lugar para lanzarnos
y hacer algo de esnórquel. Lo que vimos allí fue maravilloso. Nunca antes
habíamos contemplado un fondo marino así, corales de todos los tamaños y
colores, donde vivían una gran cantidad de peces de todo tipo también. Quiso
pasar por allí alguna tortuga y algún pequeño tiburón de arrecife. Cuando más
tranquilos estábamos viendo al tiburón una sombra descomunal nos asustó. Se
trataba de una manta enorme que se cruzó en nuestro camino, volando bajo
el mar. Cuando aún no nos habíamos repuesto de la emoción, otra gran manta se
acercó, esta vez se demoró un poco más y pudimos contemplar su tremenda boca y
como hacía alguna pirueta bajo el agua. Fue el momento más increíble de
nuestros días en el archipiélago.
Fuente: Flores XP / Manta, corales y peces de colores |
Excitados pusimos rumbo al barco donde Adham nos dijo que habíamos tenido mucha suerte por poder ver dos ejemplares de esa envergadura.
De vuelta a nuestro campamento unas duchas nos revitalizaron
y pasamos el resto de la tarde en las hamacas que hay dispersas por la playa
hasta la hora del atardecer. A esa hora cruzamos unas rocas y fuimos hasta otra
playa donde el sol se escondió en una puesta de sol alucinante.
Después, nos fuimos al bar a relajarnos con cervezas y zumos
naturales hasta que llegó la hora de la cena. Los chicos del campamento habían
preparado una gran barbacoa y había varios platos tipo bufé en el mostrador.
Pollo, pescado, brochetas de verduras, arroz…
Barbacoa en el campamento |
Así terminó el día y nos dispusimos a descansar una noche
más en las cabañas piratas.
Día 3 – Dragones, tortugas y mantas
Después de desayunar y embarcar, la navegación de aquel día
hasta Rinca (se pronuncia Rincha) fue más corta. Llegábamos en una hora.
Elegimos esta isla para ver dragones ya que nos habían dicho
que al ser más pequeña eran más fácil de avistar.
En Loh Buaya tuvimos que volver a pagar la entrada, esta vez
fueron 190.000 rupias por persona.
Tienes que elegir entre varias caminatas: corta, media o
larga. Como estábamos en temporada seca y el calor era bastante abrasador nos
decidimos por la media, a pesar de que amigos que habían estado antes nos habían recomendado hacer la larga.
Acompañados por un guía comenzamos la ruta. Donde más
dragones se pueden ver es cerca de las cabañas de los rangers. Vimos muchos y
de todos los tamaños.
El guía insistió en que no eran alimentados y que simplemente acudían allí por el olor… Es algo que te tienes que creer, aunque resulte algo sospechoso.
El guía insistió en que no eran alimentados y que simplemente acudían allí por el olor… Es algo que te tienes que creer, aunque resulte algo sospechoso.
Vimos bastante ejemplares, algunos imponían por su volumen y
porque son animales peligrosos y rápidos que atacan sin avisar. Aunque verlos
fue fascinante. En Rinca habitan 1.700 dragones de komodo. Mientras caminábamos
nos iban contando hábitos y cosas interesantes de estos animales incluso
pudimos ver algún nido, protegido y señalizado.
Volvimos al barco donde nos esperaba un tentempié y
comenzamos una nueva navegación, yo pude ver tres o cuatro delfines saltando
para luego desaparecer.
La siguiente parada fue en una zona donde es fácil ver
tortugas. Nos lanzamos sin más y comenzamos la búsqueda.
Enseguida pudimos localizar varios ejemplares, descansando
en el mar o cuando subían a respirar, eran animales enormes. Adham venía con
nosotros y nos ayudaba en la búsqueda, siempre sin molestarlas.
Además, pudimos ver distintos tipos de peces, delgados como agujas, pizquitas plateadas que se te ponían en las máscaras… de nuevo disfrutamos muchísimo del fondo marino.
Fuente: Flores XP / Tortuga marina |
Además, pudimos ver distintos tipos de peces, delgados como agujas, pizquitas plateadas que se te ponían en las máscaras… de nuevo disfrutamos muchísimo del fondo marino.
A bordo nos esperaba la comida, una vez más pollo y
verduras, aunque de distinto modo cocinados.
No lejos de allí está otra zona de aguas más profundas donde
se pueden ver mantas.
Me molestó bastante contemplar como en otros barcos se lanzaban sin ningún cuidado cuando veían alguno de estos animales, molestándolos y haciendo que se marcharan. Hay empresas que priman el disfrute de sus clientes por encima del respeto a los animales y su hábitat.
Fuente: Flores XP / Mantas desde el barco |
Me molestó bastante contemplar como en otros barcos se lanzaban sin ningún cuidado cuando veían alguno de estos animales, molestándolos y haciendo que se marcharan. Hay empresas que priman el disfrute de sus clientes por encima del respeto a los animales y su hábitat.
Tras esta maravillosa experiencia pusimos rumbo al
campamento y pudimos ver un pez volador. Es increíble toda la diversidad que
hay en este archipiélago, a pesar de que también vimos muchísima basura
acumulada, lo que resultaba desolador.
Ya en tierra recogimos nuestro equipaje y a las 16:00 un
transporte nos llevaría de vuelta a Labuan Bajo, dando así por terminada
nuestra aventura en la isla.
Nuestro último trayecto fue agridulce porque nos apenaba
despedirnos de este lugar tan increíble, con una naturaleza exuberante y rica,
que ojalá sea conservada y respetada por turistas y locales.
Cuando llegamos al puerto nos dirigimos al hotel donde pasaríamos
nuestra última noche en Flores, Le Pirate al que llegamos caminando en apenas
cinco minutos.
Nos relajamos en su agradable bar y elegimos La Cucina para
cenar, un italiano con muy buena comida.
Este fue nuestro punto final a un viaje que no podía haber salido mejor.
Consejos de viaje
Seguro de viajeEs muy importante, y sobre todo en este tipo de viajes, contratar un seguro de viaje con buenas coberturas y en el que puedas confiar cuando tienes un problema. Nosotros contratamos con Intermundial su seguro Totaltravel. En esta ocasión, y por suerte, no hemos tenido que hacer uso de sus servicios, pero sabemos que se han ocupado de todo de forma correcta en los casos que conocemos. Eso sí, siempre hay que seguir sus instrucciones y guardar todos los justificantes de pago, facturas e informes para poder gestionar sin problemas el abono o el pago, en cada caso.
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Dinero
Es imprescindible llevar dinero en efectivo para pagar las entradas y tasas de los parques. En Labuan Bajo es donde encontraremos cajeros para poder hacernos con lo necesario para abonar estas cantidades que son elevadas.
Electricidad
En Indonesia las tomas de corriente tienen dos agujeros como las nuestras así que no necesitamos llevar adaptadores.
Vacunas y salud
Siempre hay que seguir las recomendaciones de las consultas de Viajeros Internacionales. En nuestro caso la de Zaragoza recetó profilaxis contra la malaria para la zona de Flores y la consulta de Madrid no.
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