Día 1: Datong
Nuestro tren salía a las 00:16 de la estación de Beijing, así que nos acomodamos como pudimos en una sala de espera hasta que llegó la hora.Puntuales, nos pusimos en la fila y buscamos el vagón. Al subir, le entregamos los billetes a una revisora y ella nos dio otros que guardamos y que nos pediría al bajar del tren. Es un modo de llevar el control y además poder avisar a los pasajeros poco antes de llegar al destino.
En nuestra cabina, que compartíamos con una pareja joven que ya estaban dormidos, nos acomodamos en las literas y nos dispusimos a descansar.
Poco antes de las 06:30, que era la hora de llegada, nos despertaron y nos cambiaron los tiques, la noche no se había pasado mal.
Cuando salimos de la estación de Datong, nos encontramos con varios taxistas que esperaban a los viajeros y negociamos con uno de ellos las visitas de ese día: Monasterio y Grutas de Yungang. Lo dejamos en unos 340 yuanes.
El monasterio está a unos 65 km. y nos costó llegar algo más de una hora.
El horario de apertura era a las 8 y fuimos los primeros en llegar a Hengshan Mountain.
El enclave es espectacular, se trata de un templo literalmente colgado en una montaña que te hace abrir la boca al contemplarlo.
Es un lugar no apto para aquellos que padecen de vértigo ya que la visita resulta bastante peligrosa: las barandas son bajas, las pasarelas inestables y las escaleras muy estrechas.
Hay que extremar el cuidado al subir y bajar o moverse por el Monasterio |
Los delgados postes de madera sostienen la estructura |
Asomarse a sus balcones es sobrecogedor |
Detalle de los endebles (en apariencia) soportes de las pasarelas |
Cuando nos dimos por satisfechos, volvimos al taxi que nos esperaba en el aparcamiento con nuestras mochilas en el maletero y tomamos el camino rumbo a las grutas de Yungang.
Una vez allí, entramos al complejo, pagamos la entrada y atravesamos una serie de templos hasta llegar a la zona de las grutas.
Hay veinte cuevas aunque muchas están cerradas por restauración. Aun así, las que vimos, son espectaculares. Contienen 51.000 estatuas y están labradas en piedra arenisca.
Algunas de las grutas, están protegidas con fachadas de madera.
Hay grutas al descubierto y otras cubiertas con bellas portadas de madera |
Interior completamente decorado |
Justo cuando dábamos por concluida la visita, comenzó a llover y no dejó de hacerlo de forma torrencial durante todo el día. Así que regresamos al taxi y el conductor nos llevó hasta un agradable hostel donde pudimos refugiarnos y tomar algo calentito mientras nos conectábamos a internet con su wifi.
El turismo por el centro de Datong quedó descartado, ya que íbamos a dormir en un tren y no podíamos hacerlo totalmente empapados, así que pasamos el resto de la tarde en la fría estación, tomando noodles calientes.
Ya en el tren, el procedimiento era el mismo que la noche anterior, localizar a la revisora para cambiar los billetes y concretar la estación de destino.
Esa noche, coincidimos en el compartimento con otra pareja joven, algo más ruidosos ya que se pasaron un buen rato comiendo antes de decidir meterse a dormir.
Día 2: Pingyao
Llegábamos a Pingyao a las 06:00 de la mañana y todo estaba cerrado a esas horas. Hasta nuestro pequeño hotel tradicional tenía sus puertas cerradas.En la estación, habíamos coincidido con un chico y nos fuimos a desayunar con él al único hotel que encontramos abierto, uno de lujo donde nos cobraron 90 yuanes por dos cafés.
Encontramos la ciudad vacía, pero ya nos mostraba lo bella que es, con su estilo tradicional maravillosamente conservado.
Por fin, llegamos a nuestro hotel de estilo chino. Un coqueto jardín con farolillos y habitaciones a su alrededor sería nuestro lugar de reposo para esa noche. Los propietarios no podían ser más amables, obsequiándonos con mapas y explicaciones de los puntos más importantes que visitar.
Patio interior del Cheng Jia Hotel |
Tras una reconfortante y ya necesaria ducha salimos a descubrir la ciudad.
Nada más salir del hotel, compramos algo de comida callejera para desayunar y reponer fuerzas. También adquirimos el ticket turístico que da acceso a varios monumentos y a los puntos de interés más importantes. El problema es que los lugares a visitar estaban escritos en chino y teníamos que descifrarlos.
Desde Bei Dajie descendimos hasta la puerta sur – Ying Xun Men – callejeamos por sus calles abarrotadas de turistas, flanqueadas por tiendas y restaurantes. Además, los puestos callejeros, bicicletas y motos, hacían el paseo algo complicado, pero eso no importaba nada.
Subimos a la muralla por la puerta sur desde donde se contemplan los tejadillos grises y el laberinto de callejuelas, que nos trasladó directamente a la china más tradicional.
Pero si algo es símbolo de Pingyao es su bella torre, justo en el centro de la ciudad, se eleva majestuosa como un faro que sirve para orientarnos.
Otra agradable visita es el Templo de Confucio, con explicaciones en inglés y exposiciones con exámenes y tablillas. Se pueden visitar varios pabellones y subir a lo más alto para descubrir las vistas.
Un lugar de interés es uno de los primeros bancos de la ciudad, el Ri Sheng Chang. En su interior encontramos explicaciones de la utilidad de cada una de las estancias y de cómo funcionaba la entidad. Es interesante contemplar estos inmuebles por dentro, con sus patios, sus salones para recibir a los clientes, correos, etc.
La Antigua Casa de Gobierno es una de las más grandes con bellos jardines. Sirvió de cárcel y aún podemos ver alguno de los terribles instrumentos de tortura que se utilizaban junto con horrendas fotografías de principios del siglo XX.
El Templo del Dios de la Ciudad o Cheng Huang Temple (cerca del templo de Confucio) es precioso y allí nos vimos rodeados de varitas de incienso, patios y templos que visitar.
En definitiva, hay mucho que ver en Pingyao y puedes perderte y meterte de forma aleatoria en alguna de las casas de oficios y administrativas de la época imperial.
Por la noche, la ciudad mejora aún más. Las puertas y callejuelas se iluminan solo con farolillos y la atmósfera es tan mágica como extraordinaria, así es Pingyao.
Día 3: Xi’an
En el hotel nos pusieron en contacto con un conductor que nos llevó hasta la estación de Pingyao Ancient city.A las 08:40 salía nuestro tren que llegó a Xi’an a las 11:55.
El hotel que habíamos reservado está cerca de la estación de metro, así que fuimos hasta allí fácilmente.
Tras acomodarnos y descargar el equipaje ya estábamos ansiosos por salir a conocer la ciudad. Así que tomamos la línea 2 y tras un paseo de algo más de un cuarto de hora llegamos hasta la Pagoda del Gran Ganso y nos sorprendimos por la gran cantidad de gente que había.
Volvimos sobre nuestros pasos para llegar hasta la puerta sur de la muralla, aunque decidimos no subir porque nos pareció que la entrada era excesivamente cara.
Así que pasamos a la siguiente visita: las torres del tambor y de la campana. Como en Beijing hay una entrada combinada que sale algo más económica.
Para acceder a la Torre de la Campana, que es la que habíamos elegido para visitar, nos introdujimos en un corredor subterráneo que da la vuelta entera a una plaza.
Mapa del subterráneo |
Torre de la Campana de Xi'an |
Desde lo más alto, se pueden ver las cuatro arterias principales del centro de la ciudad y se distingue también la vecina Torre del Tambor.
Torre del Tambor vista desde la Torre de la Campana |
Está formada por cuatro patios.
Los patios de la Gran Mezquita, sosegados y tranquilos |
La curiosa torre octogonal de la Gran Mezquita |
Nos volvimos a sumergir en el abarrotado barrio musulmán, donde el entretenimiento general es probar la comida callejera de sus puestos. Lo que más destaca son los pinchos de cordero, con el animal colgado y despiezado ahí, a la vista de todos.
Cortando cordero en el mercado musulman de Xi'an |
Esa noche, cuando cenamos en un restaurante cercano al hotel, nos encontramos con una de las mayores barreras con el idioma en todo el viaje. Cuando nos tomaron nota, íbamos señalando los platos en las fotos que veíamos de la carta. Pero hubo uno que no le gustó a la camarera y nos la comenzó a señalar gritando algo en chino. Ante nuestro estupor, gritaba más el nombre del ingrediente que debía de ser discordante, pero obviamente, seguíamos sin entender nada. Se le ocurrió una idea, trajo una libreta y nos escribió unos símbolos en chino, asintiendo. Ahora sí que debería estar claro, pensó. Pero no lo estaba y nos estábamos empezando a agobiar. Al final decidimos asentir y hacerle ver que todo estaba correcto. ¿Qué es lo que comimos? No lo sabemos. Era un plato de noodles con trocitos de carne muy pequeños y con muchos huesos. ¿Paloma? ¿Serpiente? El misterio nunca será resuelto, pero la comida estaba rica.
Día 4: Xi’an - Guerreros de Terracota
Lo peor de ese hotel era el desayuno, con un zumo de naranja caliente y un café horrible.
Pero aquel día todo daba igual, porque íbamos a visitar uno de los lugares más increíbles del mundo, nos disponíamos a conocer los Guerreros de Xi’an y a contemplar el famoso ejército de terracota.
Para llegar al recinto teníamos que llegar hasta la estación de tren de Xi’an, justo enfrente es donde están estacionados los autobuses que van hasta los guerreros. Una chica nos llamó gritando y nos metió a empujones en un autobús: sit down sit down, gritaba.
Era el 914 y sabíamos que era el que nos llevaría al destino. Tardamos alrededor de una hora en llegar. Atravesamos los puestos de suvenires y fuimos directos a las taquillas.
Siguiendo los consejos de otros viajeros visitamos primero la exposición, que exhibe en vitrinas de cristal algún guerrero con explicaciones, armas, armaduras o cascos y hasta carros.
En este pabellón, también se pueden ver varios guerreros originales en vitrinas: un arquero de rodillas, un oficial de alto rango, un suboficial… Merece la pena detenerse para admirar los detalles.
El arquero arrodillado es de los mejor conservados |
El conocido como el Pabellón de los Oficiales |
El pabellón 1, dividido en 11 pasillos |
Carros, caballos, soldados y oficiales, todos estaban perfectamente alineados, con rasgos diferentes, con ropas distintas.
Cada guerrero posee rasgos y detalles únicos |
Al final, observamos cómo aparecen los restos de guerreros y animales |
Zona de restauración de los guerreros de terracota |
Cuando dimos por concluida la visita, volvimos hasta el estacionamiento de autobuses y otra chica volvió a gritarnos con insistencia para que subiéramos al autocar.
De este modo, tras otra hora larga, llegábamos al centro de la ciudad.
Para aquella tarde volvimos al Barrio Musulmán para probar uno de los platos típicos de la región: el yangrou pau mo y elegimos el restaurante Tong Sheng Xian. Os contamos con detalle nuestra experiencia y de qué se trata en Comidas de China.
Aquella noche, nos acostaríamos maravillados por la imagen de las dos torres, la del tambor y la de la campana, iluminadas.
Día 5: Grutas de Longmen
Tras despertarnos con el “delicioso” desayuno del hotel nos dirigimos a la estación de Xi’an Bei. Allí compramos dos billetes para Luoyan Longmen adonde llegamos en una hora y media.
Nada más salir, encontramos taxistas que nos ofrecían llevarnos hasta las grutas, una nueva sesión de regateo y pronto estábamos en camino.
Aquí, por falta de información nos tocó caminar bastante. Hay unas taquillas y un gran aparcamiento a unos 2 km. de las grutas. El taxista nos dejó aquí y compramos las entradas.
Para llegar a la entrada, la opción era caminar esa distancia o tomar un tren eléctrico por 10 yuanes, decidimos caminar junto al río durante un kilómetro. Al llegar a un puente lo cruzamos y nos toca volver unos 500 metros más, donde nos encontramos con otras taquillas. Nos dimos cuenta de que el taxista nos podría haber acercado hasta aquí y, tal vez por regatear tanto nos quiso fastidiar un poco.
Estábamos en las cuevas del Oeste del Río Yi.
Cuando entras en el recinto te ves rodeado por infinidad de nichos que albergan figuras de buda, todas ellas vandalizadas. Durante la persecución del budismo a finales de la dinastía Tang y posteriormente, durante la Revolución Cultural propiciada por Mao, las representaciones de Buda fueron destruidas, masacradas.
Se dice que el conjunto cuenta con más de 100.000 estatuas, imaginad destrozar la cara de cada una de ellas.
Las cuevas y nichos de Longmen |
Las Tres Cuevas de Binyang San Dong, contienen enorme imágenes budistas que simbolizan los budas del pasado, presente y futuro.
Interior de una de las Tres Cuevas de Binyang San Dong |
La vandalizada cueva de los 10.000 Budas |
La expresión del Buda de Fengxian, enigmática y delicada |
Vista frontal de parte de la gruta de Fengxian Si |
Rey celestial aplastando un demonio |
Descendiendo un poco más damos con la Cueva de la Receta donde hay talladas 140 inscripciones entre recetas y tratamientos, que por cierto, fuimos incapaces de distinguir.
Tras estas enigmáticas visitas, decidimos cruzar el río para encontrarnos con una imagen sublime, ya que la imagen de la gran cueva Fengxian Si desde el otro lado es algo por lo que merece venir aquí.
Gruta de Fengxian Si desde el otro lado del río Yi |
En el camino, nos interceptó una señora y por señas nos preguntó si queríamos un conductor hasta las taquillas. Le preguntamos si nos llevaría hasta la estación y comenzó un tira y afloja para acordar el precio, ella conducía un tuc tuc. Al ir algo más lentos en este medio de transporte, que nos encanta, casi no llegamos a coger el tren de regreso a Xi’an, pero lo hicimos, al vuelo.
De nuevo en la ciudad, pasaríamos la noche en el Barrio Musulmán, para probar, por fin, la comida callejera y hacer alguna compra de recuerdos.
Comida callejera del Barrio Musulman |
Reflexiones
Esta parte de nuestro viaje, es la que más nos gustó.
Vimos lugares maravillosos, ciudades ancladas en la China ancestral, grutas fabulosas y restos arqueológicos que hay que verlos para sentirlos y para creérselos.
Dormimos en una casa tradicional y comimos la comida local, lejos de los rollitos de primavera y arroz tres delicias.
Nos creímos protagonistas de una aventura, durmiendo en trenes nocturnos y tomando transportes lentos y destartalados y eso nos hizo sentir el viaje y descubrir sensaciones que en Beijín y Shanghái es complicado encontrar.
Por eso, a quien nos pide algún consejo para viajar a China, siempre respondemos que no se pierda esta parte del viaje, esta zona del país, esta cultura milenaria.
Y nos fuimos con la seguridad de que en China nos espera todavía mucho más por descubrir en un futuro viaje.
Otras notas sobre China
Estas son otras notas de nuestro viaje a China, con consejos para antes y durante el viaje, hoteles dónde alojarse, ruta de 17 días y por supuesto, gastronomía con un resumen de los platos que pudimos probar.Ruta de 17 días por China |
Consejos para viajar a China |
Gastronomía de China |
Blogs recomendados
Dokodemo Door BlogLos viajes de David y Neus
Viajeros Callejeros
Paco y Vero Travels
Hola!! He estado leyendo tu blog, ya que estoy organizando un viaje para Octubre de este año a China, y me están siendo muy útiles tus consejos. Como siempre tenemos la limitación del tiempo (queremos verlo todo en pocos días), ya que has estado tanto en las grutas de Yungang y en las de Longmen, si sólo pudieses ir a una cual me recomendarías (En principio mi plan es Beijing - Pingyao - Xian como primera parte, y según la gruta que escoja encajarla en el itinerario). Gracias y enhorabuena por el blog!
ResponderEliminarHola María. Pues me voy a mojar
EliminarMe gustan las dos, son grutas muy bonitas y espectaculares pero, si vas con el tiempo justo creo que es mejor que hagas las de Yungang ya que logísticamente es más sencillo hacerlas junto con el monasterio colgante en más o menos medio día.
Puedes ir a Datong desde Beijing, hacer estas dos visitas que son flipantes, y seguir ruta a Pingyao.
Las de Longmen son muy bonitas, si bien lo más chulo para mi es la gruta de Fengxian y la vista desde el otro lado del río.
Como grutas tal vez nos impresionaron más las de Yungang. Y piensa que si solo vas a ver unas te van a encantar, Yungang fueron las primeras que vimos y alucinamos.
Igual otros viajeros opinan diferente, pero yo haría esto.
Espero haber servido de ayuda.
Gracias por tu comentario.