Visitar Washington es sumergirse en la historia de Estados Unidos. Llena de memoriales, edificios oficiales, museos y cementerios es la mejor manera de acercarse a la parte más patriótica y solemne del país.
Diario de viaje con nuestra propuesta de qué hacer en Washington en dos días
Día 1
Nuestro primer día en Washington estaba lleno de lugares importantes en la historia y en el presente del país.
Nos levantábamos descansados y tomamos un café en el vestíbulo del hotel antes de ponernos en marcha.
El día había salido soleado y con una temperatura muy agradable, perfecto para pasar la mayor parte del tiempo al aire libre y disfrutar de una bella primavera.
Nos dirigimos a la estación más cercana y tomamos la línea azul que nos llevaría directos a Arlington.
Para entrar al cementerio hay controles de seguridad exhaustivos. En la entrada nos hicimos con unos mapas y localizamos los puntos que queríamos visitar.
Fuimos directos a las tumbas de JFK y Jacqueline, donde hay una llama perpetua encendida. No muy lejos de allí, llama la atención la sencilla lápida con una cruz blanca de la tumba donde reposa Robert Kennedy.
Caminar por el cementerio de Arlington es una sensación difícil de describir. Siempre rodeados por infinitas tumbas blancas, perfectamente alineadas y el cesped impecablemente cortado termina de completar el efecto imponente.
De este modo, llegábamos a la Tumba de Los Desconocidos.
Cuando nos acercamos vimos que había mucha gente congregada y un solitario soldado hacía guardia.
Era la hora del solemne cambio de guardia que tiene lugar cada media hora entre abril y septiembre y cada hora el resto del año.
Hay que decir que la ceremonia es hipnótica. Los zapatos de los soldados brillaban con fuerza bajo el sol, sus pasos perfectamente coordinados resonaban en el silencio que los asistentes manteníamos y solo podíamos escuchar sus taconazos y la voz de barítono de quien dirigía el momento ordenándonos a todos respeto y silencio.
Otros puntos interesantes son los memoriales a las catástrofes aéreas del Columbia en 2003 y del Challenger en 1986, también hay uno dedicado al US Maine en memoria a los 266 fallecidos en el barco.
Salimos por el norte del cementerio. Es de obligatoria visita el famoso grupo escultórico de Iwo Jima Memorial, cuya imagen hemos podido ver infinidad de veces, en memoria de la batalla librada en Japón en 1945. Es recomendable comenzar o finalizar por aquí.
Cerca de aquí tomamos el metro para volver al centro.
Lo que nos apetecía era comer en una de las numerosas food truck que hay en la ciudad. Y para completar la tradición nos comimos unos Philly Cheesteak que son un bocado recomendable para matar el hambre en el almuerzo.
Una de las mejores cosas de Washington es la calidad de sus museos, para perderse días y días recorriéndolos y conociendo sus magnificas colecciones. Además, son gratis, con lo que la experiencia es perfecta. Si llueve, museo, si hace calor, museo, si nos sobra tiempo, museo, solo por placer, museo. Así fue como nosotros pudimos entrar a los museos más importantes de la ciudad y asombrarnos con sus joyas.
Para comenzar la tarde visitamos el Museo de Historia Natural. De los 125 millones de piezas que posee elegimos varias que queríamos conocer: el Hope Diamond, que es el mayor diamante azul del mundo, algunos meteoritos y piedras lunares traidas a la tierra por el Apolo y el pobre elefante embalsamado, que es el mayor elefante africano capturado.
Por el camino vimos colecciones muy interesantes de fósiles, cristales o dioramas que ilustran las distintas culturas africanas o asiáticas.
Para aquella tarde tocaba ver uno de los lugares más famosos, fotografiados y filmados del mundo: The Mall donde jardines, estanques y monumentos conmemorativos comparten espacio.
El Monumento a Washington se deja ver. Se trata del Obelisco de mármol blanco de 169 metros al cual se puede subir hasta su observatorio.
Cerca del recodo del Tidal Basin, que es un lago comunicado con el Potomac, está el Memorial a Martin Luther King, inaugurado en 2011.
Aquí nos tomamos un descanso y contemplamos en la distancia el memorial de Jefferson. Abril es una buena fecha para visitar Washington pues la floración de los 600 cerezos donados por Japón completan una maravillosa vista.
Pasamos por el perturbador Korean War Veterans Memorial, una columna de soldados a tamaño natural que recuerda a los 55.000 soldados estadounidenses muertos en el conflicto.
Por supuesto, no podíamos dejar de acercarnos al Licoln Memorial, con la estatua del presidente predominando en el atrio.
Cuando estábamos subiendo las famosas escaleras, se nos presentó una típica escena estadounidense. Se estaba produciendo una pedida de mano en ese momento, con un chico arrodillado y su novia emocionada recibiendo el anillo. Todos allí rompimos a aplaudir y vitorearlos.
Cuando llegas arriba y te das la vuelta, ves las fabulosas vistas del obelisco y los jardines, pero también respiramos tranquilos cuando hubimos comprobado que Lincoln es Lincoln y no un simio (nota para cinéfilos).
También en lo más alto, una baldosa nos recuerda que allí mismo Martin Luther King dio su famoso discurso "I have a dream".
El último memorial que veríamos aquella tarde sería el de los Veteranos de Vietnam.
Por un lado, está el conjunto escultórico de Los 3 Soldados. Por otro, está The Wall donde figuran en orden cronológico los nombres de los más de 58.000 norteamericanos muertos o desaparecidos.
Para concluir la jornada de visitas, nos fuimos hasta la Casa Blanca, no hicimos la visita guiada que se puede hacer solicitando permisos previos, pero la pudimos ver desde la parte delantera y desde atrás.
En su parte trasera es donde se congrega todo tipo de gente con protestas y peticiones de lo más variopinto.
Caminamos hasta el hotel para descansar un rato y arreglarnos para la cena. Habíamos elegido el Zaytinya, un interesante resturante propiedad del chef español José Andrés, que trae sabores de Oriente Medio a la mesa. Todo lo que probamos estaba más que delicioso: el hummus, la musaka, los calabacines con carne y el postre.
Un lugar muy luminoso y agradable que recomendamos para disfrutar de una sabrosa velada.
Día 2
Ese día desayunamos en el Pret a Manger frente al hotel.
Para llegar al Capitolio, visita que teníamos reservada, tomamos la línea BLUE hasta Capitol South.
Cuando llegamos nos colocaron una pegatina y nos asignaron una fila para esperar.
Lo primero de todo, es un audiovisual (con subtítulos en inglés) sobre la creación de los Estados Unidos de América.
Tras esto, nos dividieron en grupos y comenzamos la visita guiada que empieza en la cripta.
Situada bajo la Rotonda, en realidad no hay nadie enterrado aquí. Se pueden ver estatuas de presidentes americanos y una reproducción de oro de la Magna Charta.
Subimos a la Rotonda en donde recibimos la explicación de los ocho cuadros con escenas de la historia americana. Sobre ellos, un fresco con acontencimientos históricos de América.
La espectacular Rotonda del Capitolio |
Pasamos al Statuary Hall. Aquí podemos ver una gran colección de estatuas, dos por cada Estado, que representan a algún personaje significativo.
La siguiente visita es la Biblioteca del Congreso a la que se puede llegar atravesando un túnel desde el Capitolio.
Es un edificio muy bonito y en el magnífico Great Hall se expone una de las tres copias que existen de la Biblia de Guttenberg.
Como estábamos en Washington, seguíamos aprovechando para poder visitar otro de sus museos más famosos. Esa mañana le tocó el turno al Museo del Aire y del Espacio, uno de los más visitados del mundo.
Pudimos ver cosas tan interesantes como el aeroplano de los hermanos Wirght, el Flyer y el Spirit of St Louis con el que Charles Lindberg cruzó el Atlántico en 1927 sin escalas.
Interesante es también la sala dedicada a la aviadora Amelia Earhart, a su vida y a su trágica desaparición.
Gran parte de la exposición está dedicada a la conquista del espacio. Aquí podemos ver el Apolo XI, el Gemini 4 o la Soyuz soviética.
Otra visita que merece la pena son los Archivos Nacionales, donde están los documentos originales de la Constitución, la Carta de Derechos y la Declaración de Independencia.
Antes de tomar el vuelo, aún nos quedaba tiempo para un último museo, la National Gallery.
Decidimos ver las obras más importantes, entre ellas se encuentran las de Rafael, los impresionistas o Van Gogh. El edificio es delicioso, con jardines interiores y fuentes. También pudimos ver a nuestro aragonés más internacional representado con uno de sus cuadros, Goya.
En el East Building está la colección moderna del museo con representaciones de Picasso, Miró o Jackson Pollock.
Notas de viaje
Alojamiento en Washington:
Es un hotel con unas habitaciones enormes, con sofá, vestidor y mucha amplitud. En el vestíbulo ofrecen café. Está ubicado cerca de alguna boca de metro. Es una opción recomendable.
Transporte: cómo moverse en Washington
Para viajar en metro hay que comprar una tarjeta por persona que vale
$2. Luego se va recargando y se pasa al entrar y al salir. A la salida
se descuenta el importe en función del viaje y si no llega con el saldo
disponible puedes recargar en las máquinas antes salir. No reembolsan el
saldo así que conviene ir recargando con las cantidades ajustadas.
Hemos utilizado bastante las aplicaciones de Lyft y Uber y también tomamos algún taxi tradicional.
Reservas y entradas en Washington:
La reserva para visitar la Casa Blanca ha de hacerse con 21 días de antelación en www.whitehouse.gov, su visita es gratuita.
Para visitar el Capitolio hay que reservar con antelación. Es gratuito y merece mucho la pena adentrarse en el corazón de la democracia estadounidense.
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Otros blogs de viaje:
Somos2deviaje seguimos gran parte de su diario de viaje. Ellos nos recomendaron el restaurante Zaytinya.
Mi mundo en una maleta, nuestro referente para viajar a Estados Unidos y sus artículos sobre Washington.
Viajar Code: Verónica también tiene un buen diario de viaje a Washington.
Otras notas de viaje en Norteamérica:
Ruta Costa Este USA y Canadá; toda la ruta de este viaje que incluye Washington
Toronto y Niagara: lo mejor de Toronto y como visitar Niágara desde allí.
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