Gastronomía de la Emilia Romaña

 Ir a Italia es un acierto siempre, no solo porque es un país con un patrimonio increíble, sino porque el viaje siempre viene acompañado por mucho placer para el paladar.

 Qué comer en Parma

Parma acoge varias joyas patrimoniales que son visita ineludible, pero en cuanto a la gastronomía se refiere, Parma tiene varias delicias que hay que probar.

Especialidades: Parmigiano Reggiano, Prosciutto crudo di Parma o Tortta Fritta.

La Prosciuteria (Str. Luigi Carlo Farini, 9) 

 

Es una de las tiendas más emblemáticas de la ciudad y aunque no compres nada, merece la pena visitar. Los prosciutti colgados en las paredes y la gran cantidad de quesos que exhiben sus mostradores nos indican que estamos en el lugar perfecto para hacernos con algunos recuerdos gastronómicos. Sobre todo para aprovisionarse del famoso Parmigiano Reggiano, que lo venden en porciones al vacio y disponen de quesos con difrerentes meses de maduración. Nos llevamos dos, uno de ellos de 60 meses.

 Osteria del 36 (Str. Aurelio Saffi, 26/A)

Ya que Parma es famosa por su cocina, elegimos un lugar célebre y recomendado en la Guía Michelin para probar algunos de los platos más renombrados de la zona. 

Se trata de un acogedor restaurante, la hostería más antigua del centro, con cocina típicamente parmesana. De entrantes pedimos un jamón crudo de Parma con tortta fritta que nos gustó muchísimo porque no teníamos altas las expectativas, además cortado tan finito es un placer comerlo. También probamos sus famosos tortelli alle erbette que estaban espectaculares, sus ñoquis caseros al ragú y un plato de riñones. En general, todo muy sabroso, bien presentado y cocinado. 

Su carta de vinos es descomunal, así que nos dejamos aconsejar y pedimos un tinto de la zona.

Es un lugar que recomendamos para dar cuenta de una exquisita comida parmesana.

Dónde comer en Bolonia

En Bolonia llevábamos un buen listado de lugares para comer y muchos se nos quedaron pendientes ya que nuestra visita fue exprés. Aún así, estamos más que satisfechos con todos los platos y especialidades que probamos.

Especialidades: tagliatelle al ragú, tortellini in brodo o crescentine.

Simoni Laboratorio (Via Pescherie Vecchie, 3/b)

Es el local degustación del veterano Salumeria Simoni en el Mercato di Mezzo y un lugar de parada obligatoria para degustar quesos y embutidos tanto locales como regionales con una buena variedad de vinos. En sus paredes, se acumulan enormes quesos parmesanos que compiten con los prosciutti por ver quién tiene más protagonismo. Nos decantamos por dos tablas, una de salumi y otra de quesos. La mortadela que preparan allí mismo estaba deliciosa y también el salami o el jamón. En cuanto a quesos, pudimos probar pecorino asfodelo y rigatello, talamello o formaggi di cipra all'alloro entre otros diferentes, acompañados por panes especiales. En la sección de vinos tomamos un rosso de la zona, un lambrusco rosse y un pignoletto frizzante que nos recomendó nuestro camarero.

 

Ristorante Enoteca da Lucia (Via de' Falegnami 14)

Un pequeño y encantador restaurante con cocina cuidada y donde ponen pasión en lo que hacen. Elegimos un Sangiovese de la Emilia Romaña para acompañar a un tartar de ternera, unos tortelloni de calabaza con queso azul y tagliolina con gambas y sepia. Para finalizar un helado de vainilla y un delicioso tartuffo. Todo riquísimo y muy bien presentado. En general, fue una cena muy agradable a un precio muy correcto para la calidad de lo que sirvieron a nuestra mesa.

Trattoria-Pizzeria La Mela (Via de' Fusari 5)

Elegimos este local porque estaba justo debajo de nuestro hotel y además Vero y Luismi de Deambulando con Artabria nos lo habían recomendado y no nos defraudó. Se trata de un restaurante amplio, tradicional y con un buen servicio, atento y amable. Nos pusieron un aperitivo de tomate y rúcula para abrir el apetito mientras nos preparaban la pizza de prosciutto y una deliciosa lasaña. Estaba todo muy rico y a un precio correcto. La cerveza es lo que nos pareció más caro en proporción.

Scalinatella ristorante pizzeria (Via Caduti di Cefalonia, 5/e)

Otra pizzería tradicional, esta recomendada por David de Mi mundo en una maleta. Buen servicio y buenas pizzas a precios adecuados. 

 

Caffetteria de Felicini (Via Porta Nova, 8)

Esta coqueta cafetería fue nuestra elegida para desayunar en Bolonia. Preparan un café muy rico y sus dulces y bollería son deliciosos. Todo ello presentado con esmero y servido con mucha amabilidad a un buen precio. No dejeis de probar los bollos rellenos de pistacho.

 

Birreria Popolare (Via dal Luzzo, 4a)

Si lo que os apetece es tomar una buena cerveza, italiana o internacional, bien tirada, la Birreria Popolare es el sitio ideal. No es barato, a 6€ la cerveza, pero se pueden degustar cervezas italianas difíciles de conseguir en nuestro país. También tienen cerveza de elaboración propia que está muy rica.

 

Mercato di Mezzo

El mercado de Enmedio aún conserva su sabor a mercado tradicional. Con locales abiertos a la calle que lucen sus productos frescos es una delicia pasear por sus angostas callejuelas y dejarse seducir por sus colores y sabores. Uno no puede resistir la tentación de detenerse en algunos puestos con pasta tradicional de todos los colores y tamaños o en asombrarse con el tamaño de los quesos que se exponen.

Dónde comer en Rávena

A Rávena se va por sus mosaicos, que son Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, pero si de paso podemos acercarnos algo más a la cocina emiliana, no dejaremos pasar la oportunidad. 

Ca' de Vèn (Via Corrado Ricci, 24)

Así, de nuevo aconsejados por David y Alberto los chicos de Mi mundo en una maleta, nos dejamos caer por este tradicional restaurante ubicado en un céntrico palacio del Quattrocento. Es enorme y no nos fue difícil encontrar mesa libre. Aquí pudimos degustar platos típicos de la romaña y la auténtica piadina, un pan hecho con harina de trigo, que elaboran en el propio restaurante. También es una enoteca y disponen de una buena cantidad de referencias de vino, nos decantamos por un albana secco emiliano para acompañar. Comenzamos por un affettato misto con varios tipos de salumi, los célebres tortellini in brodo servidos en un caldo y tagliolini con alcachofas. Nos pareció que el precio estaba bien ajustado en relación a la calidad y cantidad servida.

 

En general, siempre que viajamos a Italia, comemos muy bien. Nos encanta la pasta y la pizza y en esta ocasión, hemos disfrutado mucho de la gran variedad de quesos, embutidos, panes y vinos que la región ofrece. Es todo un placer para nuestros sentidos culinarios al que no nos podemos resistir.